El bruxismo en los adultos. / Aracely Silva Cadmen

Columnistas, Opinión

El bruxismo es un hábito involuntario que hace que las personas que lo padecen aprieten o rechinen los dientes superiores con los inferiores.

 Afecta, tanto a niños, jóvenes y adultos, produciéndose tanto durante el día como en la noche, siendo en la noche más difícil de controlar ya que uno no es consciente de que lo está haciendo, lo que conlleva a que muchas personas no se den cuenta que padecen bruxismo, sobre todo cuando el hábito es nocturno, pues es difícil saber qué hace nuestro cuerpo mientras dormimos.

Se trata de un hábito involuntario que hace que se oprima la mandíbula fuertemente o hagan rechinar los dientes, frotándolos o deslizándolos, sin ningún objetivo funcional.  Se difiere mucho sobre cuál es la causa principal que lo origina ya que pueden ser varios los factores que pueden desencadenar este hábito siendo los más habituales el estrés, la ansiedad la tensión, la incapacidad para poder relajarse, malos hábitos de sueño, el consumo de alcohol, cigarrillo y drogas; en algunas ocasiones el bruxismo puede ser un efecto secundario de algunas medicaciones antidepresivas, o puede ser causado por trastornos del sueño, como la apnea y los ronquidos.

El apretar los dientes hasta hacerlos rechinar de manera involuntaria no tiene ninguna consecuencia positiva, puede desencadenar sobrecarga en los tejidos de soporte del diente, desgaste e incluso pérdida de la pieza dental, dolor de cabeza, oído y cuello, sensibilidad al frío y al calor, dolor y/o inflamación de mandíbula y problemas de sueño.

En la mayoría de los casos las personas con bruxismo acaban teniendo zonas planas y desgaste en sus dientes.

El bruxismo en los niños y adolescentes puede ser un signo de ansiedad, estrés, acoso escolar, problemas familiares o emocionales, y en los adultos puede darse por situaciones igualmente de estrés, ansiedad, problemas emocionales entre otras.

El bruxismo puede ser controlado; para ello se recomienda cambios en el estilo de vida para sobrellevar mejor el estrés diario y estar más tranquilos, proteger los dientes con protectores bucales, usar técnicas de relajación, darse un masaje o un baño, leer o escuchar música antes de dormir, y mantener una buena postura corporal para dormir.

Si eso no funciona hay algunos tratamientos médicos con fármacos, así como tratamientos psicológicos que pueden ayudar; como las terapias cognitivo-conductuales, en todo caso, controlar el bruxismo durante el día es mucho más fácil que hacerlo durante el sueño, por razones obvias.

Al tener una leve sospecha de que presenta bruxismo busca la ayuda de un profesional quien te guiará para que esta situación no vaya en aumento.

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