El Ecuador que debemos conocer: La Cascada de San Pedro / Luis Alfredo Silva Zambrano

Columnistas, Opinión

El cantón tungurahuense, Baños de Agua Santas, tiene varios y hermosos atractivos turísticos naturales; uno de ellos es La Cascada de San Pedro, que puede visitarlo, con familiares y amigos. en cualquier fin de semana.

Hace algunos años atrás, se lo podía observar desde la carretera que conduce a La Ciudad del Puyo; actualmente, con la instalación de una tarabita, de las más largas y altas del Ecuador, en el caserío «La Escudilla», se puede llegar fácilmente a ese maravilloso lugar.

Para arribar a La Cascada de San Pedro, se parte desde La Ciudad de Baños de Agua Santa; se dirige, por la carretera que conduce a La Región Amazónica Ecuatoriana, se pasa por la parroquia de Ulba, el puente Pastaza, el túnel de Agoyán, los caseríos Río Blanco y La Merced, para detenerse en «La Escudilla»; ahí se sube a la tarabita, que te deja al otro lado del valle del Río Pastaza.

Luego por la forma del relieve, que se denomina terraza, inicia una corta caminata por un sendero que esta bordeado por arboles de guayaba, de retorcidas ramas de color sepia y de fragantes frutos amarillos; bellas flores de lirios, que ponen el color blanco al paisaje y el perfume al ambiente; helechos arbóreos, de llamativas formas atractivas flores de miramelindos, de pétalos, intensamente rojos; todo sobre un fascinante campo verde, que cubre el entorno.

Sigue por el sendero, hasta un aviso que invita a visitar la cascada; camina junto a la orilla derecha del río San Pedro; escuchando una bella música, interpretada por las aves, que entonan sus trinos; el caudal del río, que al chocar con las rocas lanzan bramidos, el viento que silva al mover el abundante follaje, de la tupida vegetación silvestre; la caída de las aguas que ponen las notas más graves de esta fabulosa sinfonía natural.

Avanza, por una estrecha y resbaladiza senda, que va pegada a la barraca, desciende hasta donde termina el primer salto de la cascada; de ahí podrá admirar, un gigantesco salto de blancas aguas, que caen sobre un lecho de negras rocas.

Así es el agradable senderismo, que se realiza en busca de la Cascada de San Pedro.

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