La tormenta perfecta / Econ. Diego Proaño Córdova
Parecería que con todas las circunstancias internas y externas que nos ha tocado vivir en el país, la tormenta perfecta ha llegado. Fenómenos naturales (terremoto, lluvias intensas, deslizamientos de tierra, inundaciones, socavamiento de tierras en oleoductos y reducción de producción petrolera, erupción volcánica), por si esto fuera poco, crisis política ejecutivo y legislativo, inseguridad ciudadana y de negocios, más la deuda del poder judicial al país. Con todo esto el índice que mide el riesgo país, denominado EMBI, se mantiene alto, ha fluctuado entre 1800 y 1960 puntos, el tercero mas alto de toda América solo detrás de Venezuela y Argentina.
Lo peor es que estos imponderables no afectan solamente a la macroeconomía de Ecuador es decir a las cuentas estatales, sino además a la microeconomía, a las finanzas y negocios de familias y empresas, quienes han visto reducir sus expectativas de mejora en este año. El Banco Central del Ecuador ha debido recalcular la tasa de crecimiento de la economía, que inicialmente indicaba seria del 3,1% a un 2,6%. Con todos estos problemas. la situación que afecta a las finanzas publicas y al gobierno de manera directa, finalmente termina contagiando a la inversión extranjera que definitivamente no despunta a pesar de los esfuerzos para aquello, la inversión nacional y local se encuentra en pausa, porque los inversores están a la espera del desenlace del juicio político al presidente de la Republica o la posible muerte cruzada.
Mientras tanto los ecuatorianos seguimos a la espera de una política publica eficiente y efectiva que aumente las fuentes de empleo adecuado, que reduzca la pobreza y extrema pobreza, la inseguridad, que se vea la inversión publica que ayude a dinamizar la economía, que los presupuestos para educación, salud y seguridad se incrementen, en definitiva que las tan anunciadas bondades de haber puesto las cuentas de casa en orden como repiten una y otra vez desde el lado oficial, también se coseche los beneficio para los hogares, negocios y empresas, no en vano los bajísimos índice de credibilidad a las funciones del Estado y la poca gestión publica en favor de 18,3 millones de ecuatorianos, sin tomar en cuenta los miles que se encuentran emigrando del país en búsqueda de oportunidades que no la ven en Ecuador.
Mientras los integrantes del ejecutivo, legislativo y judicial piensen que están haciendo bien las cosas, no habrá cambios positivos en el país, si no aceptamos los errores, jamás se planificara posibles soluciones, mientras no se depongan actitudes ofensivas, discursos incendiarios, desunión y odio, Ecuador seguirá con el freno de mano a fondo. (O)
ANALISTA ECONOMICO – COACH EMPRESARIAL