Nacionalismo en el siglo XIX – XX / Mauricio Calle Naranjo

Columnistas, Opinión

No se puede entender el presente sin comprender el pasado. Por esta razón, la descripción del nacionalismo de fines del siglo XIX y de principios del siglo XX se lo estudia de forma integral y por partes. Sin embargo, es menester reconocer las variables que acontecieron en aquellos tiempos. Como inicio, sirve de guía lo relatado en los textos del escritor Karl Marx, autor del Capital y del Manifiesto Comunista con Friedrich Engels, que dentro de un contexto histórico aportaron con teorías filosóficas y modelos económicos, contra el capitalismo que tomaba fuerza en Europa occidental y que las élites mundiales confabulaban a fin de que la administración del poder en los imperios (británico, alemán, austro-húngaro, ruso y otomano) logren trascender en el tiempo y conquistar más territorios. Esta dominación y la implementación de la industrialización, Marx las interpretó desde la arista de la clase trabajadora que sufría la opresión de los gobernantes, además avizoró la conformación de los monopolios y oligopolios, material que serviría a Lenin como base teórica y que desembocaron en su propia interpretación del imperialismo.

Solo comprendiendo el escenario histórico de la época, se afirma que Marx era un adelantado a su tiempo. Evidencia de esto fueron los motivos y consecuencias de la I Guerra Mundial, fruto de la ambición de los imperios por conquistar nuevas colonias y ampliar la exportación de sus productos. El miedo, como secuela de este conflicto marcó en la población una inquietante búsqueda por refugiarse en una ideología o en un grupo que defienda su posición. En este punto, se redefine la nación que se traduce en un compromiso de los ciudadanos que traspasa el concepto de territorio. Es así que el pueblo se sentía íntimamente identificado con sus tradiciones, cultura, arquitectura y pierden la empatía por lo ajeno, es decir lo que no forma parte de su grupo, ocasionando un nacionalismo racista en varias partes de Europa occidental, y muestra de aquello es el antisemitismo de la segunda guerra mundial.

Estas transformaciones detienen el socialismo, que se internacionalizaba por varios países de Europa, apagando el ímpetu con el que avanzaban los movimientos obreros y perdiendo fuerza frente al dinamismo del capital que luego de la segunda guerra mundial, se disfrazó otra vez entre los administradores del poder  logrando una hegemonía y que en la actualidad han mantenido a la población nublada con las bondades del capitalismo y menoscabando las ideas marxistas que al año 2023, han sido un vaticinio del resultado de la instauración de reglas económicas impuestas por las potencias mundiales que financian a países con menos recursos. (O)

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