Succession y sus influencias shakespearianas / Martín Sevilla Holguín

Columnistas, Opinión

Succession es una de las series más aclamadas de los últimos años. Inicia cuando el titán mediático Logan Roy, patriarca de una de las familias más ricas y poderosas del mundo, empieza a sufrir complicaciones de salud que ponen en duda su capacidad para seguir liderando su compañía. Consecuentemente, se desata el conflicto central entre sus tres hijos, quienes estarán dispuestos a hacer lo que sea necesario para heredar el puesto de Roy. Desde esta premisa, la serie está fuertemente inspirada por tramas shakespearianas que giran en torno a la sucesión del poder, la ambición, la familia y la traición. Estas influencias son mucho más aparentes cuando nos damos cuenta de que la forma tan particular de dialogar entre los personajes no es tanto un “lenguaje corporativo”, sino que está plagado de analogías y prosa teatral que pintan a Logan como Rey y a su empresa como un reino.

La serie sigue de cerca a “El Rey Lear”, una tragedia de Shakespeare publicada en 1605 sobre la sucesión de un reino entre tres princesas, cuando su viejo padre empieza a desvanecerse mental y físicamente. Adicionalmente, la serie también toma prestados elementos y dinámicas de personajes de otras obras famosas para caracterizar a cada uno de los hijos de Logan. Por ejemplo, los personajes de Shiv y Tom son Lady y Lord Macbeth, una pareja que conspira por poder y se consume bajo el peso de sus ambiciones. Kendall nos recuerda a Hamlet, que colapsa ante su propias indecisiones e inseguridades. Roman, al igual que el bufón de una corte real, parece no tomarse nada en serio, pero finalmente termina por ser más perspicaz de lo que creemos al principio y sus chistes incluso resultan proféticos de lo que pasa después en la trama.

No es una coincidencia que Succession nos resulte tan intrigante y entretenida, incluso cuando sus protagonistas son tan desagradables y sus intenciones tan poco nobles. Tal como lo hacía Shakespeare, la serie humaniza estos personajes pintándolos con una complejidad, conflicto y melancolía que nos resulta sumamente familiar. Todas las comedias de Shakespeare terminaban en bodas y celebraciones, mientras que sus tragedias concluyen siempre con una muerte. Está aún por verse si Succession resultará ser en realidad una comedia o una tragedia. (O)

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