No hay preparación previa / Fabricio Dávila Espinoza

Columnistas, Opinión

El Fenómeno de El Niño (FEN) o simplemente El Niño se presentará este año. El país sufrió los embates de este acontecimiento climático en 1982 y 1997. Aquellas ocasiones, las lluvias trajeron consigo muertes, destrucción de cultivos, devastación de la infraestructura vial y pérdidas económicas millonarias.

Inicialmente, los informes meteorológicos eran optimistas. Sin embargo, el panorama ha cambiado. La Organización Meteorológica Mundial asegura que existe un 60% de probabilidades para que se produzca una transición del estado neutral en el que se encuentra el mar actualmente hacia la activación de El Niño entre mayo, junio o julio. Este porcentaje de probabilidad aumentará hasta llegar al 70% entre junio y agosto y al 80% de julio a septiembre. La noticia es alarmante, dadas las experiencias anteriores y la escasa prevención actual.

El FEN es un evento climático relacionado con el calentamiento del agua del océano Pacífico oriental ecuatorial, la posterior fase de enfriamiento fue bautizada con el nombre de La Niña. Las manifestaciones del FED son las lluvias intensas que afectan a la región costera del Pacífico de América del Sur. El nombre se deriva de la corriente del Niño, que aumenta la temperatura del mar durante la época navideña.

No solo América del Sur, sino el mundo en general, debería prepararse para El Niño. Es predecible por un aumento el calor, la sequía y las precipitaciones en muchos lugares del planeta. Además, por el cambio climático generalizado podrían desencadenarse crisis climáticas extremas. La ONU considera necesario activar una alerta temprana para tratar de mitigar las secuelas de una crisis que podría ser mundial.

El gobierno ecuatoriano, por su parte, debería mirar con detenimiento esta información. En lo que lleva transcurrido el presenta año. Si bien el FEN no ha llegado, según las cifras oficiales, las lluvias han dañado los cultivos de más de 4 mil agricultores y cerca de 7 mil hectáreas están afectadas en todo el país. Las más perjudicadas son las plantaciones de arroz, casi 8 mil hectáreas. Esto representa un perjuicio económico superior a los 50 millones de dólares. También hay perjuicio en la producción de cacao y banano.

Esto deja ver que, si la situación no cambia, llegaremos al FEN escasamente preparados. Más aún, cuando el gobierno actual vive sus últimos días y está más preocupado en atender la inestabilidad política. Tal vez, el inicio del gobierno de transición coincida con el inicio de las lluvias. En este caso, poco se habrá avanzado en la prevención. (O)

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