Veredas para caminar / Editorial
La lógica de las calzadas está en el servicio que ofrecen a los peatones para que se movilicen con seguridad. Las veredas no se construyen para colocar obstáculos ni para que se ubiquen vendedores o circulen motocicletas y bicicletas.
En algunas zonas de Ambato, lamentablemente, las veredas no son espacios para que camine el peatón. La presencia de gigantescas macetas, en algunas vías de Ingahurco, no sólo deterioran la imagen urbana sino que son una especie de barreras en medio de las veredas.
En otras zonas, las veredas las ocupan los vendedores con puestos prácticamente fijos. Y, cuando están despejadas, los ciclistas y los motociclistas las convierten en pistas de velocidad.
Si a ello se suman las veredas con huecos y tanto el pavimento como los adoquines desprendidos, el peatón corre aún más peligro de desestabilizarse y de caer.
El Municipio tiene un gran desafío con las veredas, a fin de que sean útiles para el peatón. (O)