Tiembla el poder con Wagner
Prigozhin, el veterano líder de los mercenarios del grupo Wagner, es de los que no camina por las ramas. Cuando le fallaron los jerarcas militares rusos, avanzó a Moscú para destronar al todopoderoso Putin, quien, gracias a la mediación del dictador de Bielorrusia, evitó un enfrentamiento en suelo ruso. En su avance a Moscú, Progizhin, junto a sus miles de mercenarios, movilizados en camiones y tanques de guerra, recibió aplausos y apoyo de los ciudadanos rusos fatigados por la guerra con Ucrania.
Putin escogió librar una batalla en la que no debió intervenir. Está perdiendo la guerra en Ucrania y quedándose solo en su país y en el mundo. Prigozhin no regresará al frente, por lo que civiles transformados, de un día a otro, en soldados, acompañados de presidiarios obligados a combatir, serán enviados por Putin como fácil carne de cañón de las fuerzas ucranianas. Al parecer, otro mercenario de procedencia chechenia reemplazará a Progozhin y al grupo Wagner. Nada excluye que haga, en el futuro próximo, algo parecido al desafío planteado por Prigozhin, quien, después de las recientes depuraciones en la cúpula militar rusa, ha tenido aliados en los más altos mandos de Putin.
Una de las razones del declive militar de Roma fue la incorporación de grupos irregulares compuestos por antiguos esclavos y prisioneros liberados, a los diferentes frentes de lucha, en cada caso, comandados, igualmente, por personajes parecidos a Prigozhin, esto es, mercenarios en busca de paga y un jugoso botín. Sin un fuerte y estructurado ejército regular, no pudieron sostener lo que habían ganado cuando contaban con un ejército vencedor. Y no sólo eso. Tampoco pudieron repeler las invasiones sobre todo de los llamados bárbaros.
A la falta de un ejército competente para luchar en Ucrania, Rusia tiene debilidades económicas. Las guerras se ganan con estrategia, táctica, ejércitos preparados y dinero. Putin está destinado a ser humillado en la guerra con Ucrania. Lo que preocupa en Europa y Estados Unidos es que un sucesor posible pueda ser del talante de Pringozhin, más sádico, más tirano y más corrupto.
El poder no es eterno y Putin debe saberlo. Queda por descubrirse cuál es el plan de retirada que tiene el soberbio Presidente ruso. Hussein y Gadafi no prepararon su retirada. Por ello, terminaron escondidos en alcantarillas, después de haber gobernado rodeados de oro y placeres.