Expectativa y realidad

Columnistas, Opinión

La distancia entre la realidad que se espera y la que se encuentra suele ser fuente de frustración. En la cotidianidad es una experiencia negativa esperar algo y encontrar una situación diversa.

El Ecuador es el país de las expectativas malogradas. El Código de la Democracia establece que, a partir de la convocatoria a elecciones, hasta el inicio de la campaña oficial, las organizaciones políticas únicamente pueden difundir su ideología, programas de gobierno o planes de trabajo. Está prohibido hacer promoción explícita de sus candidatos en prensa, radio, televisión, medios digitales y vallas publicitarias.

La expectativa es que los ciudadanos que buscan un puesto de elección popular, cuya primera misión es cumplir y hacer cumplir la ley dentro del ámbito de sus competencias, observen la norma y no la transgredan.

Por cierto, la realidad es otra, el proselitismo está en marcha, la mayoría de aspirantes han realizado campaña abiertamente. Sin embargo las caminatas; concentraciones masivas con artistas invitados o contratados; visitas a plazas y mercados; apariciones pagadas en redes sociales; etc., no cuentan. Si todo que ha pasado hasta ahora no es campaña política, habría que preguntar qué es.

La expectativa del Consejo Electoral Ecuatoriano (CNE) es que los presidenciables se promocionen entre el 13 de julio y el 17 de agosto, aunque inicialmente debían hacerlo del 8 al 17 de agosto. La realidad es distinta, por eso el mismo CNE tiene 1.469 presunciones de campañas anticipadas en 16 provincias. La realidad frente a la expectativa revela que el Código de la Democracia solo sirve para ser incumplido.

Otra expectativa se refiere al gasto electoral fijado por el CNE para presidente y vicepresidente, que no debe superar $309.243,38 en cada binomio. Los candidatos que representen a una alianza recibirán un monto adicional como incentivo. Pero, algunos postulantes deben haber sobrepasado ese monto hace muchos días y tampoco cuenta, porque de forma privada los presidenciables pueden invertir hasta $ 5,3 millones de dólares. Esto quiere decir que trabajarán para recuperar más de 300.000 dólares mensuales hasta cubrir los gastos en los 16 meses que durará el gobierno de transición.

La expectativa es que las nuevas autoridades resuelvan las urgencias más inmediatas de la población y dejen sentadas las bases de un cambio de rumbo en la administración del Estado. La realidad, escuchando a los presidenciables y sus vicepresidenciales, es que tal vez todo continúe bastante parecido a como estamos en la actualidad.

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