A tomar “Gloriado” para la mala noche. 1814

Columnistas, Opinión

Don Mariano y don Joaquín Navarrete habían ido a parar en la cárcel de la villa de Ambato por barajeros y trasnochadores; y sobre todo, por haberse puesto al juego nada menos que con el hijo del Regidor de la Villa, el menor de edad don Joaquín de la Lama, de 19 añitos,  quien se había sustraído un talego de plata que su padre, don Joseph de la Lama, escondía en sus frioleras. Y desde luego, por haberle ganado haciendo trampa.

El expediente que he revisado deja constancia de que los juegos de la época, muchos de ellos con prohibición eran del boliche y de los naipes. De estos últimos se menciona que habían juegos “del Burro, del Briscan (Brisca) del Monte, y A la que cae”. El mayor problema era el de los montos en las apuestas desmedidas, razón por la cual se hacían escrituras públicas con declaraciones juramentadas de que no jugarán a las cartas.

El padre de don Joaquín Lalama, enojado con su hijo, le hizo declarar ante la autoridad el monto que se había sustraído y la cantidad que había perdido en el juego, para poder apresar a quienes se habían beneficiado con trampa. Según el dato, perdió 230 pesos, si el monto fue de 400 ps dichos por su padre, aunque el propio don Joaquín dijo que había sustraído 500  ps, con lo cual la pérdida subiría a 100 más. Pero como los números no dicen mayor cosa, para entender su magnitud, el caso es que dejan “en depósito”, como  quien dice “en embargo” los bienes de la hacienda “Calgua” (en la actual parroquia Augusto N. Martínez), de los Navarrete.

 “Incontinenti notifiqué con el auto antecedente a don Joaquín Carrillo en su persona. Doy fe. f)  Hidalgo.

En la hacienda de Calgua jurisdicción de la villa de Ambato en 11 días del mes de octubre de 1814, yo el comisionado asiociado de los soldados de este destacamento pasé a dicha hacienda a conducir la persona de don Mariano Navarrete, a quien lo encontré en cama y no pude conducir, en cuya virtud tras la execución en la mencionada hacienda bajo de sus límites y linderos; y dentro de ella 6 parvas de trigo, 3 caballos y una mula, y una vaca y una yegüita potra; la casa de vivienda en la pieza  tenía dos cuartos viejas las puertas sin llaves ni cerradura ninguna, 9 borricos y 3 parvitas pequeñas de cebada y todo lo cual puse en depósito en la persona de don José Villarruel quien hizo de depositario y como tal haciéndose cargo se obligó a su custodia y responsabilidad siempre que se le mande por el dicho juez de esta causa votos cualquier competente para que le compelan apremio por todo rigor de derecho como por sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada consentida y no apelada en cuya virtud así lo dice, otorgó y firmó conmigo, para que conste. F) Joaquín Carrillo.”

Más adelante, según el expediente, están encarcelados don José y don Joaquín Navarrete, los cuales respectivamente realizan sendas declaraciones ante don Mariano Egüez. Don José “dixo lo siguiente: Que ha seguido la carrera de comerciante; que de dos años a esta parte ha dejado dicho comercio; que es de estado de celibato, que es de más de 25 años, que en cuanto a las generales de la ley no le tocan, y que en cuanto a la causa de la prisión sabe que es por haber jugado con don Joaquín de la Lama, hijo del Regidor don José de la Lama…

Habiendo entrado a jugar desde las dos de la tarde: “vuelto a las 6 de la noche el confesante, se encontró con dicho la Lama en la puerta de la tienda de Joaquín Garcés una de las  mesmas tiendas del mismo D. Miguel Hidalgo, quien le dixo le diese las gracias de haber vendido una licencia que tenía de Bolichi en las fiestas del pueblo de Tisaleo en la cantidad de 18 ps a don  Baltasar Porras, sonajeando la plata que tenía en el bolsillo… Con lo cual salieron todos juntos de dicha tienda y se separaron de dicho la Lama, cogiendo el confesante con sus hermanos y dicho Mora a la casa de doña Petrona Mora, su prima, a tomar “gloriado” por la mala noche, …”

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