Violencia en Relaciones de Pareja

Columnistas, Opinión

La violencia en las relaciones de pareja es un fenómeno complejo y devastador que puede afectar a personas de todas las edades, géneros y culturas. Los diversos tipos de violencia, como la física, psicológica, sexual y económica, pueden tener consecuencias psicológicas devastadoras para quienes la sufren. Un elevado porcentaje de víctimas de violencia experimenta un perfil psicopatológico marcado por el estrés crónico, estrés postraumático, depresión, ansiedad, síntomas depresivos, tendencias suicidas y baja autoestima.

Es importante destacar que el maltrato no surge repentinamente. Comienza con conductas abusivas que aumentan en intensidad y frecuencia con el tiempo. Además, el maltrato no es continuo, sino que se da en ciclos, alternando fases de agresión con fases de cariño o calma. Este patrón se conoce como el «ciclo de la violencia». Este ciclo consta de tres fases. La primera, la fase de tensión, la relación experimenta un aumento gradual de la tensión. Pueden surgir discusiones más frecuentes, control excesivo, celos y desequilibrio de poder en la pareja. La segunda fase es la de agresión, donde la tensión acumulada culmina en un episodio de violencia física, emocional o sexual. Finalmente, la fase de luna de miel sigue a la agresión, donde el agresor muestra arrepentimiento y promete cambiar, busca la reconciliación y se muestra cariñoso y amable hacia la víctima. Este ciclo se repite constantemente en la relación, comienza de forma insidiosa y sutil, con agresiones verbales que se unen al maltrato psicológico, incrementando la intensidad del desprecio. Con el tiempo, la agresión física se manifiesta, aumentando el maltrato.

Si estás sufriendo maltrato en tu relación de pareja, es fundamental buscar apoyo con amigos, familiares o profesionales de la salud mental. El respaldo emocional y práctico durante este proceso es fundamental, así como, contar con asesoría legal. Igualmente, reconocer que el ciclo de violencia no es culpa de la víctima puede ser un primer paso para tomar decisiones informadas y romper el patrón. Recuerda que siempre tienes la opción de salir de ese ciclo, aunque la mente y el miedo te digan lo contrario. Puedes tomar la decisión de buscar una vida libre de violencia y trabajar en tu bienestar emocional, hay recursos disponibles para apoyarte en este proceso de sanación y recuperación.

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