Tenochtitlán y la belleza urbanaLuis

Columnistas, Opinión

En el siglo XVI, Cortés, el conquistador del Imperio Azteca, quedó impresionado con la belleza de la ciudad de Moctezuma. Tenochtitlán le pareció a él y a sus acompañantes, entre ellos, Diego de Arcos, uno de los conquistadores que murió decapitado en Latacunga, una ciudad más imponente, limpia y luminosa que su natal Sevilla. 

Las calles anchas y en perfecto estado, la ausencia de basura, el silencio, las cristalinas aguas del lago circundante, los templos, las fachadas cuidadas y el tamaño de las casas, la elegancia y el fino comportamiento de los indígenas, fueron motivo de grata impresión para Cortés y los conquistadores. Tal visión fue parte de un sueño idílico para estos peninsulares acostumbrados al ruido, a la basura y al desorden de Sevilla y de Cuba. 

No existe una descripción semejante a la de Tenochtitlán para las ciudades indígenas que encontraron los conquistadores en Perú y en lo que ahora es Ecuador y el sur de Colombia. 

Tanto poder y belleza vio en México Cortés que pensó en forjar una alianza con el emperador Moctezuma para establecer un reino propio, distante de la Corona española e independiente, y que, además, le haga contrapeso al descomunal poder de Pizarro en el sur del continente.  La ambición de uno de sus subalternos terminó con el proyecto cuando se tomó la vida de Moctezuma, secuestrado en su propio palacio, y se sometió con sangre a los indígenas de Tenochtitlán, aprovechando que existía rencor y deseos de venganza entre los grupos indígenas que, a su vez, habían tenido que soportar, por mucho tiempo, el yugo azteca. Se aliaron con los conquistadores para terminar con el poder de Moctezuma y los suyos.

En la novela “Un día cualquiera”, su autor, Carlos Arcos, apoyado en información histórica relevante, le lleva al lector desde Sevilla a Cuba y de allí a Tenochtitlán, a Quito y a Latacunga, con su personaje central, Diego de Arcos, para apreciar la belleza, el poder y las miserias de esas ciudades a lo largo de 60 años del siglo XVI.  (O)

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