Jóvenes sin trabajo
Los últimos días de la semana anterior, mientras transitaba por los predios de la Universidad Católica en nuestra ciudad, me llamó la atención una fila interminable de jóvenes que empezaba desde la universidad y llegaba aproximadamente hasta más allá de los predios del Complejo Judicial de nuestra ciudad, llamándome especialmente la atención las edades de las personas que se encontraban en dicha fila, debido a que a ojo de buen cubero oscilaban entre los 20 a 30 años aproximadamente.
Cuando pase en la mañana, pensaba que dicha fila era con la finalidad de que dichos jóvenes estarían buscando un cupo para él ya mencionado establecimiento de educación superior; pero, cuando pase en horas de la tarde, la fila de jóvenes alcanzaba fácilmente las dos cuadras y media, por lo que al amigo que se encontraba junto a mí le dije “que increíble la cantidad de jóvenes que postulan en esta universidad”, van dos días que veo esta fila interminable. A lo que él respondió “no, son postulantes laborales para vacantes en un nuevo centro comercial, que pronto operará en esta ciudad”.
Pues sí, mi alegría término de inmediato, al enterarme de que esas filas interminables de jóvenes, que permanecían al menos dos días, que había circulado por el sector, eran con la finalidad de conseguir trabajo; y, aclaró, no me entristece que lo hagan, sino más bien me causa mucha preocupación que tantos jóvenes de nuestra ciudad se encuentren sin un puesto de trabajo, en muchos casos jóvenes que se han quemado las pestañas estudiando con la única esperanza que su situación económica cambie en algún momento.
Este es un problema que cada vez se acentúa, en razón de que las condiciones que se les ofrece a los jóvenes para que puedan iniciar su vida laboral cada vez son más difíciles, especialmente por el excesivo adultocentrismo que se exime desde las fuentes de empleo cuando se les dice “tienen que ser jóvenes, pero con una amplia experiencia”, algo que en muchos casos termina siendo casi imposible de cumplir, en resumen terminan dejándolos en la mayoría de casos sin una oportunidad laboral, que termina afectando su economía y la de su familia.
A esto, se suman datos muy alarmantes, como por ejemplo el hecho de que del total de jóvenes de nuestro país que cuentan con un trabajo, el 72% lo hacen bajo condiciones poco adecuadas, es decir, los jóvenes sucumben ante la posibilidad de “trabajar en lo que sea”, con tal de tener trabajo; y, especialmente preocupa que, del total de personas desempleadas en nuestro país, el 40% sean jóvenes, entendiendo ahora sí, el porqué de las largas filas cuando aparece una oportunidad. (O)