No es la primera vez

Columnistas, Opinión

La violencia política es una expresión ilegítima de poder que daña la democracia y afecta el tejido social. No es algo inédito, aunque nunca ha ocurrido con tanta frecuencia y sadismo como sucede hoy. Después del linchamiento de Eloy Alfaro, hay dos eventos que vale recordar.

Abdón Calderón Muñoz, figura visible de la oposición contra la última dictadura militar  y excandidato a la presidencia de la república, fue baleado el 29 de noviembre de 1978, cuando estaba en marcha la transición hacia el orden constitucional. Los responsables fueron altos funcionarios de la dictadura, juzgados y sentenciados. En febrero del 1999, fue asesinado Jaime Hurtado a pocos metros del Congreso Nacional. El ajusticiado fue fundador del Movimiento Popular Democrático, primer diputado afrodescendiente y primer candidato de esa etnia en postularse a la presidencia de la república. Los responsables nunca fueron identificados. 

La bandera tricolor ha sido manchada de sangre varias veces por hechos de esta naturaleza, pero el terrorismo actual parece tener otros intereses. 

El 2023 deja al Ecuador como un país especialmente violento. Luis Chonillo, alcalde de Durán, fue atacado el 15 de mayo; Rider Sánchez, candidato a la Asamblea Nacional, fue asesinado el 17 de julio; Agustín Intriago, alcalde de Manta fue muerto el 23 de julio; Miguel Burgos, funcionario del municipio de Durán, perdió la vida el 3 de agosto y el presidenciable Fernando Villavicencio, fue acribillado en plena campaña política, el pasado miércoles 9 de agosto. 

Hay una línea muy delgada entre la rivalidad electoral, la enemistad personal, la opción ideológica y la defensa de intereses oscuros. Mas, el gobierno no deja de ser un espectador indiferente, dedicado a emitir estados de excepción inútiles y notas de condolencia que indignan. A partir de hoy, ser candidato significa poner el riesgo la vida. 

No es la primera vez que la política se torna sangrienta, pero cada vez está más claro que el crimen organizado busca controlar la mayoría de instancias del gobierno central y los gobiernos locales; la justicia y las fuerzas del orden; los partidos y movimientos políticos;… para atemorizar a la población, buscando que se rinda a sus pies. Hoy más que nunca es necesario, como dice la canción, vencer el miedo de modo que ser valientes no resulte tan caro y ser cobardes no valga la pena. (O)

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