Me sigues doliendo Ecuador del alma

Columnistas, Opinión

Emotivo en este instante entonar la canción de Pablo Milanés, “la vida no vale nada cuando otros se están  matando y yo sigo aquí cantando, cual si no pasará nada. La vida no vale nada si escucho un grito mortal y no es capaz de tocar mi corazón que se apaga”.

Qué sentido tiene formar empresas, por más pequeñas o grandes que estas sean,  vale la pena  formarnos intelectualmente, asistir a cursos de capacitación, seguir estudios de tercer o cuarto nivel, endeudarnos, hipotecar bienes, apostarle a mi patria, cuando sabemos que somos presas del auge delincuencial?

Semana a semana hablamos sobre nuevas ideas de emprendimiento, por lo general a nivel microempresario, vemos cuales serían las nuevas estrategias de venta, la organización y el manejo de la entidad, cómo financiar su creación, ampliarla, comprar activos, manejo de indicadores, etc.

Cuando es controlable o medible, podemos intervenir, pero ante lo sucedido en esta semana, con un candidato a la presidencia del Ecuador, nos deja perplejo cualquier actividad que queramos hacer en bien de la sociedad y el nuestro propio.

Si no existe seguridad, difícilmente podremos encajarnos en la ruta del crecimiento, peor del desarrollo económico, difícil momento por el que atravesamos los ecuatorianos, sucede en cualquier momento, a todo nivel, en varias ciudades de la patria.

Pedir que los candidatos presenten un plan innovador que contemple primero el control de la seguridad, es lo que más deseamos los ecuatorianos, se está perdiendo vidas valiosas, proyectos importantes, no llega la inversión extranjera, tampoco lo hace la nacional, al paso que vamos si no se toma decisiones firmes las cosas pueden seguir fuera de control.

Espero que el próximo presidente, de cualquier tendencia que sea, sepa marcar un camino adecuado, formar puentes de comunicación con los otros entes del estado como la Asamblea y juntos emitan leyes que fortalezcan el correcto accionar del estado.

Más que nunca deseamos volver a lo que éramos antes, un país tranquilo, apacible, en el cual era un lujo vivir y reunirnos con amigos a fin de celebrar la vida mismo, no queremos que Ecuador sea tierra de nadie. (O)

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