Lo típico y atípico de la política ecuatoriana

Columnistas, Opinión

Seguramente las del domingo fueron las elecciones presidenciales más atípicas de la historia republicana del Ecuador. Convocadas primera vez usando la figura de la muerte cruzada (como catastrófica premonición a una verdadera muerte anunciada); anticipadas, porque el actual gobierno que tuvo todo para triunfar, se desgastó ruidosamente y ya no le quedó opción; con una campaña electoral plagada de groseras ilegalidades y un CNE ciego, sordo y mudo; pero sobre todas las cosas, con el país conmocionado porque faltando once días para las votaciones asesinan a tiros a uno de los candidatos más opcionados a ganarlas, y como el tiempo apremiaba, puesto que el CNE no aplazó las elecciones, que era lo correcto, su organización política sin siquiera poder terminar de llorarlo, debió apurar desesperadamente la búsqueda de un reemplazo; una vez que lo encuentran y este acepta, el CNE objeta irresponsablemente su inscripción oficial, su presentación al debate presidencial y hacer campaña política en los últimos días que les quedaban; con sus militantes usando cascos y chalecos antibalas en los mítines; y, con una misa campal como cierre de campaña. Realmente todo sombríamente atípico.

Lo que en cambio sí es muy típico y ya no llama la atención es comprobar por enésima vez que muy pocas personas razonan conscientemente el voto, la mayoría priorizan emociones y pasiones viscerales. La muestra más clara es que persiste un voto duro de al menos el 30% para el correismo que a todas luces durante los diez años que gobernó destrozó la economía nacional, abusó de las libertades y derechos, despilfarró ingentes cantidades de dinero público, convirtió al Ecuador en un narcoestado y por si fuera poco, son considerados por la justicia nacional como la más grande y peligrosa banda delictiva organizada del país. Y aún así, 33 de cada 100 ecuatorianos sigue confiando en ellos.

Además, con esta elección se confirmó también que se está volviendo típico (y posiblemente esto es lo más triste) que gente inteligente, preparada y racional haya considerado seriamente otras alternativas e incluso votado por ellas -claro, fuera del correísmo- pero igual de perniciosas como el excandidato Topic, por ejemplo, innegablemente comprometido con la corrupción de Odebrecht, con un serio conflicto de intereses por contratos cuestionados con el municipio de Guayaquil y con su candidata a la vicepresidencia abiertamente correísta, entre otros agravantes personales. Consideraciones más que suficientes para descartar de raíz la sola posibilidad de pensar siquiera en apoyar esa candidatura y cualquier otra que se le parezca; pero se ve que en política la emotividad obnubila incluso a los más racionales. Como ve, también lo típico es sombrío.

Y Daniel Noboa no se queda atrás, tiene por ahí algún rabo de paja, pero la verdad, de los males el menor y a diferencia de la primera vuelta acá no hay opción, por eso, el voto racional será para él y seguramente ganará en el bal otaje.

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