Carta al Cotopaxi. 1933
Cuando don Telmo Neptalí Vaca estuvo en Ambato por 1933, tenía 29 años. El entonces semanario Crónica le publicó dos “Cartas a Cotopaxi”. Había dejado su solar natal de San José de Chimbo en busca de nuevos vientos; y como sabemos por su biografía, su pasión fue la de publicar periódicos, como lo hizo en Ambato con “La Espiga”. Luego se fue por Guayaquil. Releamos esta: Carta al Cotopaxi:
Mi distinguido Amigo: – Tú que eres
Blanca serenidad trocada en hielo;
Tan sereno y tan blanco, porque quieres
Unir los Andes con la paz del cielo;
Que tu serena condición no alteras
Cuando el sol en tus nieves se desnuda:
Que ante el beso de amor de tus hogueras
Está lo frío de tu carne muda…
Siempre blanco y sereno; que te subes
En el ala impalpable de las nubes
A refrescarle el corazón al cielo…
Dame, querido Amigo, la manera
De oponerle a la vida traicionera
Esa paz infinita de tu hielo.
Octubre de 1933 TELMO (Crónica # 10, de 8 de octubre de 1933) y en este mismo semanario le publicaron esta nota:
“Sr. Lic. Don Telmo N. Vaca
Pertenece a los hombres de avanzada. A los vigilantes de la cultura. Es hombre de ideas nuevas; pero también es hombre de acción. Es una de las más hermosas inteligencias que florece en el Ecuador Literario de esta hora. Ya no es promesa, es una realidad. Desde estudiante se distinguió en el “Bolívar” por su talento claro y por su voluntad iconoclasta y orientadora. Periódicos, revistas, folletos, iniciativas. Telmo abarca todo, con galanura, con gallardía.
Poeta que desafía a los dolores humanos, venciéndolos; su canto fue siempre altivo, armonioso; a la incomprensión enfrentó sus recias voces de bronce, como alertas inconmensurables al estacionarismo, a la mediocridad. Sin embargo, como humano, aligeró su voz, alguna vez, y nos dio la confidencia suave, alada, cariñosa. Sus “Labios Románticos”, son como un cofrecito de variados perfumes, cuya esencia tiene de los ritos del corazón.
Ahora ejercita sus altas dotes periodísticas en la prensa porteña, con pujanza, con valentía, sin compromisos con nadie, sin temores, sin vacilaciones. Auspicia las nuevas corrientes de reivindicación social y humana. Es un portaestandarte del porvenir”
Publicado en primera página de Crónica # 11, de 15 de octubre de 1933, bajo el título de “Prestigios Nacionales”. (O)