Ser positivo
No cabe duda, los individuos que tienen éxito son aquellos que manifiestan una actitud positiva en todo momento, en todo lugar, y en todo lo que hacen. Ciertamente su forma de relacionarse con los demás es muy diferente a la de los “negativos”, que creen que su mundo externo es negativo y que por eso no progresan.
Ser positivo implica tener pensamientos positivos, pero desafortunadamente la tendencia de las personas es hacia el negativismo, esto por efectos de nuestra programación mental limitada que ha sido forjada desde la infancia.
Resulta sorprendente como los seres humanos pasamos la mayor parte del tiempo generando pensamientos, reflexiones y afirmaciones negativas, y claro empezamos a ver el mundo externo de acuerdo con nuestros pensamientos internos, dicho de otra manera, si mis pensamientos son negativos entonces soy un inútil, no soy capaz, no puedo, no sirvo; es decir condicionamos nuestro mundo y generamos una realidad limitante.
Por otro lado, ser Positivo no es lo mismo que ser Optimista, de hecho, el Optimista espera que el futuro sea mejor, piensa que va a ocurrir algo bueno; sin embargo, el Positivo va mucho más allá, ciertamente espera que el futuro sea mejor, pero lo construye, sueña y actúa.
Fundamentalmente el optimista espera que las cosas ocurran favorablemente, pero no se involucra, el positivo es protagonista de su vida, está convencido en hacer las cosas, tiene clara la película.
En lo esencial, el negativo está vencido, el optimista espera que pase algo bueno, el positivo se convierte en protagonista trata de que sus sueños se hagan realidad.
Normalmente el ser humano está siempre tratando de alcanzar sus objetivos, compartirlos con los demás y de esta manera ser feliz. Tomando en cuenta que la felicidad no es un objetivo en sí; es un estado emocional de ese momento.
Todo lo que está en el ahora es el efecto, la causa es sembrada en el pasado, lo cual quiere decir que, así como tratamos a los demás, así vamos a experimentar nuestro mundo. El Ahora puede ser que no te guste, pero tú lo puedes cambiar, es decir no esperes que el destino te cambie, y hasta el concepto de Dios cambia completamente porque Dios pasa a ser el amor con el que concibes y haces las cosas hacia los demás.
Tú llevas la carrosa de tu vida y tú decides a donde la llevas, si siembras papas cosechas papas, como tratas a los demás hoy, va a determinar cómo experimentes la vida mañana. (O)