El «ahora» no existe
Ya vimos en dos entregas anteriores que, por un lado, el tiempo tiene velocidades diferentes de acuerdo al lugar donde uno está localizado, es decir, el tiempo pasa más rápido en los lugares altos y más lento en las planicies; y por otro, vimos también que en la física cuántica el tiempo en realidad no transcurre, o sea, las subpartículas no tienen pasado ni futuro.
Sin embargo, el tiempo no para de asombrarnos porque no son solo este par de extravagancias las que nos dejan sin palabras, aún hay una tercera realidad científica donde el tiempo juega con nuestro sentido común. Agárrese porque vienen curvas.
Imaginemos, por ejemplo, que un amigo ha viajado a Próxima B, un planeta recién descubierto que gira alrededor de una estrella cercana situada a unos cuatro años luz de distancia de la Tierra. Si preguntamos ¿qué está haciendo ahora mismo mi amigo en Próxima B? La respuesta correcta es que la pregunta no tiene sentido. Es como si, estando en Venecia, uno se preguntara: “¿Qué pasa “aquí” en Pekín?” No tiene sentido porque estoy en Venecia.
Pero si aquí en la Tierra me pregunto qué está haciendo ahora mi amigo, normalmente la respuesta es fácil: lo miro. Si está lejos, lo llamo por teléfono y se lo pregunto. Pero ¡atención!: cuando miro a mi amigo, estoy recibiendo luz que viaja de su cuerpo a mis ojos. La luz necesita algo de tiempo para recorrer ese trayecto, pongamos por caso un nanosegundo –es decir, una milmillonésima de segundo–; por lo tanto, yo no veo qué está haciendo mi amigo ahora, veo lo que estaba haciendo hace un nanosegundo. Si está en Nueva York y lo llamo por teléfono, su voz tarda unos milisegundos en viajar desde Nueva York hasta mí; por lo tanto, puedo saber como mucho qué hacía mi amigo unos milisegundos antes. Sí, nimiedades, pero suficientes para confirmar que el “ahora” (instantáneo como nos lo imaginamos) no existe.
Y si esto ocurre a solo metros de distancia, imagínese a nuestro amigo en Próxima B, la luz necesita cuatro años para viajar desde allí hasta aquí. Luego, si observo a mi amigo con un telescopio, o si recibo una comunicación suya por radio, sabré qué hacía hace cuatro años, no qué hace “ahora”.
Si nos preguntamos entonces, ¿cuándo es “ahora” en Próxima B? la realidad es que debemos renunciar a esta pregunta porque no hay ningún momento especial en ese planeta que corresponda a lo que aquí y ahora es el presente. Y esta, querido lector, es para muchos científicos la conclusión más asombrosa de toda la física contemporánea: el “ahora” no significa nada, no existe, pero al mismo tiempo es real y está presente. ¡Puf!
Es como cuando la mafia política amenaza públicamente con una “venganza personal contundente” y efectiva e indudablemente lo cumple, pero en la práctica tal venganza existió y no existió a la vez. (O)