La venta rota en Ecuador
Si se ha preguntado -y seguro que lo ha hecho- por qué el Ecuador ha llegado a estos inéditos y escandalosos niveles de deterioro institucional, caos político, corrupción desenfrenada, prostitución judicial, cinismo descarado y alarmante podredumbre moral, siga leyendo que acá está la respuesta.
En 1969 la Universidad de Stanford (EEUU) realizó un experimento de psicología social. Dejó dos autos idénticos abandonados en la calle, misma marca, modelo y color. Uno en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser vandalizado en pocas horas: perdió las llantas, el motor, los espejos, la radio, todo. En cambio, el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto.
Es común atribuir a la pobreza las causas del delito, sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí. A la semana, los propios investigadores rompieron un vidrio del automóvil de Palo Alto, el resultado fue que este hecho desató el mismo proceso que en el Bronx y, el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre.
¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo? No se trata de pobreza, evidentemente es algo que tiene que ver con psicología humana y relaciones sociales. Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas y cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos cada vez peores se vuelve incontenible.
En experimentos posteriores se desarrolló la “teoría de las ventanas rotas”, misma que desde un punto de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad y el desorden son mayores. Si una comunidad exhibe signos de deterioro y esto parece no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito. Si se cometen ‘pequeñas faltas’ (estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja) y las mismas no son sancionadas, entonces comenzarán faltas mayores y luego delitos cada vez más graves.
Ahora le pregunto, ¿quién permitió que poco a poco se vayan rompiendo ventanas en la institucionalidad ecuatoriana? ¿Exactamente desde cuándo el Ecuador fue testigo de un descalabro moral sin precedentes en el manejo de la cosa pública? ¿Recuerda usted si antes del 2007 nuestro país presenció actos de corrupción del calibre, frecuencia y envergadura de los que desde entonces y hasta hoy nos tienen acostumbrados los políticos?
Está claro pues, quién es el responsable de romper ventanas en el Ecuador y de vandalizar su institucionalidad. Y su candidata promete que lo volverá a hacer. (O)