Pensamiento y conocimiento

Columnistas, Opinión

Después de ocho duros años allá por los años 80s, en nuestra capital, de dos mil aspirantes a médicos, fuimos sólo trescientos los elegidos, luego de tres duros años al otro lado del mundo, primero estudiando el idioma chino pero en inglés, comenzó mi ejercicio profesional como facultativo en la practico la Medicina Tradicional Oriental y en particular la Acupuntura Tradicional China y la Moxibustión (que todavía me asombran), he ido alimentándome de una generosa experiencia gracias a los resultados satisfactorios de quienes buscan alivio y/o curación a sus dolencias.

Entiendo que es una estrategia médica importada, muy poco conocida, muy mal concebida y lamentablemente hasta mal practicada por individuos sin escrúpulos que sin suficiente capacitación lo practican desprestigiando su valía y estafando a los incautos que acuden. De inicio, supuse que, como buen ambateño, debía quedarme de pionero y rechazar las propuesta para ejercer esta invaluable estrategia médica muy cotizada en Europa, que era menester amplificar el conocimiento hacia nuestra gente para que sepa clasificar y tenerlo claro cuándo y para qué enfermedades es suficientemente efectiva la Acupuntura, la Electroacupuntura  y la Moxibustión, cuándo y en qué enfermedades puede ser combinada con nuestra medicina con el fin de reducir la cantidad de medicación posible y cuando finalmente no tiene utilidad. Pero han pasado 27 años de estar en la práctica diaria de esta ciencia milenaria y desafortunadamente no hemos avanzado casi nada y la gente sigue acudiendo como cuando llegué al país, es decir buscando esta ciencia como último recurso y ya de que han tenido un largo peregrinaje de fracasos terapéuticos, pese a que se ha hecho todos los esfuerzos por difundir, durante tantos años, la lista otorgada por la Organización Mundial de la Salud, de las enfermedades y para qué sirve.

Queda claro que nuestra idiosincrasia cultural se caracteriza por una falta de lectura informativa casi total, que somos reactivos y no preventivos, que solo cuando estamos es sustos y en riesgo buscamos desesperadamente ayuda y acudimos ciegamente a dónde nos digan que vayamos siendo víctimas de “manoseo” mental con la consecuente confusión y desesperación final.

El principal esfuerzo de los que crearon este tipo de estudios internacionales mediante becas, previo concurso, con suficiencia de inglés y que tuve el privilegio de ser el favorecido, es unir la venerable y milagrosa riqueza de la medicina oriental con los revolucionarios hallazgos del electroma, la bioelectricidad magnética humana, la orgonomía y las bondades de nuestra medicina convencional.

Ante nuestro cuerpo, funcionalmente tan perfecto, sincrónico y tan divino, lo menos que podemos hacer es respetarlo y cuidarlo. Interesémonos por estimarlo empezando por extinguir nuestra forma de ser netamente reactiva y tardía, cosa que lo lograremos con la lectura informativa. La calidad de nuestra vida dependerá de la calidad de nuestros pensamientos y éstos están directamente conectados con nuestro conocimiento. (O)

MEDICINA INTEGRATIVA ORIENTAL

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