Agricultores aprenden manejo de plagas
La Dirección Distrital de Tungurahua del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) desarrolló el Día de Campo en la parroquia San Andrés de Píllaro.
Los técnicos del MAG junto a productores de Píllaro compartieron esta jornada, donde se capacitó a 45 personas en manejo de plagas y enfermedades del cultivo de papa.
La finalidad de esta actividad es obtener buenos rendimientos del rubro para garantizar la seguridad y soberanía alimentaria.
Los asistentes recibieron, de manera teórica y práctica, temas acerca de la implementación del cultivo, enfermedades y control de plagas.
De manera particular, se enfocaron en la punta morada en papa y la importancia de la enfermedad, características y síntomas; agente causal, insecto vector, ciclo de vida y morfología, además de procesos de acción con productos agroquímicos, aplicación y estrategias para combatir esa plaga.
El productor debe contar con un plan de manejo fitosanitario documentado, el cual debe ser elaborado por un profesional capacitado en el área.
De manera general, se recomienda un manejo integrado de plagas (MIP). La aplicación de plaguicidas químicos debe ser la última opción.
Es importante un diagnóstico certero y oportuno de las plagas para escoger el tratamiento más adecuado y así obtener un mejor control. El diagnóstico puede ser realizado por el responsable técnico y, en caso de ser necesario, corroborado en un laboratorio oficial o acreditado por el OAE.
Al momento de elegir el terreno se recomienda tener el historial de todas las plagas que ocurrieron anteriormente en el cultivo para su posterior manejo, especialmente las que son capaces de permanecer en el suelo.
Otro de los consejos es que se deben rotar cultivos para reducir la incidencia de patógenos del suelo. La rotación y el descanso de los terrenos disminuyen las poblaciones de insectos, hongos o bacterias que se mantienen en el suelo. No se debe sembrar papa más de dos veces seguidas.
Se debe realizar una preparación del terreno para controlar plagas que puedan permanecer en el suelo. Se recomienda el empleo de materia orgánica pues incrementa la población de microorganismos benéficos del suelo.
Si se emplean abonos de origen orgánico, estos deben seguir un proceso de compostaje adecuado para que no exista un riesgo de contaminación con microorganismos patógenos para la salud humana. (I)