Apoyo incondicional

Columnistas, Opinión

Por qué hay personas que están dispuestas a soportar a sus opresores o colaborar con ellos de forma incondicional, en ocasiones resulta difícil de entender.

En las relaciones intrafamiliares la violencia es un mal que carcome a un número indefinido de personas. Los motivos para someterse a los maltratadores son múltiples: nacer y crecer dentro de un ambiente violento; sufrir dependencia emocional o económica; creer que el maltratador cambiará a largo plazo; sufrir baja autoestima, etc. En este sentido, la vida democrática de la mayoría de países latinoamericanos tal vez sea una réplica de lo que sucede en el entorno familiar.

El triunfo en las elecciones presidenciales del ministro de Economía Sergio Massa, responsable directo de la situación precaria de la mayoría de ciudadanos argentinos o la abundante votación a favor de partidos y movimientos políticos en lugares donde siguen pendientes obras que fueron ofrecidas sin que hayan llegado a concretarse, podrían ser casos donde los votantes defienden tendencias que no les han favorecido. Por qué hay poblaciones que eligen candidatos que atentan contra sus propios intereses, en cierta medida, no deja de ser enigmático.

Posiblemente, muchos votantes están acostumbrados al sufrimiento o normalizan la falta de atención a sus necesidades básicas porque no conocen otra forma de vida; probablemente se adolece de dependencia emocional o económica y se llega a creer equivocadamente que los políticos solventarán la precariedades personales o familiares; tal vez una parte del pueblo cree que los que ofrecen y no cumplen cambiarán algún día; etc.

Hay candidaturas que gozan de apoyo multitudinario en barrios, parroquias, ciudades o provincias sin importar que tengan señalamientos de corrupción o que se haya probado que desmantelaron los sistemas de salud pública, la seguridad ciudadana, la educación gratuita, la infraestructura vial,… Aunque cada día hay más especialistas en análisis de resultados electorales, continuará siendo difícil conocer con exactitud todas las causas o razones de esta realidad.

Aun así, es necesario hacer el intento de descubrir el porqué de las preferencias ciudadanas y explicar por qué la gente vota de la forma que lo hace. Las investigaciones nunca serán suficientes para entender el voto ciudadano, mucho menos sabiendo que hay intereses particulares de quienes financian a las empresas encuestadoras. Entonces, por ahora, solamente cabe especular que un importante sector de la población no se cansa de apoyar a sus verdugos. (O)

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