Conatos de economía liberal

Columnistas, Opinión

América Latina desde la época post colonial adoptó doctrinas económicas provenientes de naciones extranjeras, que además de tener poder, también tenían influencia y utilizaban diferentes formas para imponer sus teorías. Estos modelos económicos y de gobierno, con el pasar de los años se convirtieron en ideologías utilizadas por los nuevos grupos de influyentes.

No obstante, el liberalismo económico según Jacobsen N. (2007), tuvo su auge entre 1850 y 1890, desde entonces ha sufrido varios tipos de transformaciones y ajustes vinculados a los intereses de cada país. Es así, que la transmisión de las teorías económicas a través de intelectuales, gobernantes, comerciantes, periódicos, tenía un efecto en la formación del público lector, quienes replicaban los conocimientos en los estratos y sectores a los cuales pertenecían.

Realizando un breve análisis comparativo con la actualidad, se ha logrado visualizar una implementación cíclica de corrientes de pensamiento en Latino América, desde el siglo XIX donde la mayoría aceptó la teoría fisiocrática, según la cual, la riqueza verdadera de una nación se basaba en la agricultura, hasta el siglo XXI donde varios países latinoamericanos promulgan al liberalismo y neoliberalismo como estrategia de desarrollo económico.  Por otro lado, resultan interesantes las lecciones que se aprenden de la historia, ya que el fisiocratismo de Quesnay y Turgot, afirmaba la existencia de una ley natural, por la cual, el buen funcionamiento de la economía estaría asegurado sin la intervención del Estado -laissez faire-, esta escuela de pensamiento se suma a las propuestas de Adam Smith y John Locke pensadores del liberalismo clásico, que desembocan en un credo moderno de libre mercado neoliberal, con sus principales exponentes Milton Friedman y Friedrich Hayek, donde el Estado deberá proveer la combinación de libertad y protección. Por ejemplo: la capacidad de negociación entre los países miembros de la Alianza del Pacífico, el TLC con China, la Asociación Comercial con Costa Rica, el Acuerdo Estratégico de Cooperación Económica con Corea del Sur.

Así mismo, durante la era borbónica, Pedro Fermín de Vargas se convenció de la futilidad del comercio libre y de la necesidad de un plan de desarrollo basado en asegurar el mercado doméstico para productos agrícolas e industriales andinos, que hoy en día se profesan en las políticas agrarias y de la soberanía alimentaria, contradiciéndose con los acuerdos internacionales de comercio, menoscabando los artículos 281 y 421 de la Constitución de la República del Ecuador. (O)

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