¿Del progreso a la autodestrucción?

Columnistas, Opinión

La humanidad a la par de emprender el camino del progreso, en la actualidad más de 100.000 moléculas químicas sintetizadas en el laboratorio por el ingenio humano dan forma al mundo en que vivimos. Pese a que en todo el planeta no existe ningún estudio exhaustivo de la contaminación química y que en los sistemas diagnósticos no tienen relevancia los factores medioambientales, cientos de miles de muestras de sangre de cordón umbilical en recién nacidos han sido analizadas encontrándose contaminantes como metales pesados, pesticidas organoclorados, plomo, manganeso, estaño, piretrinoides, fatalatos, berilio cadmio, arsénico, mercurio, hexaclorobenzeno,  anti adhesivos  perfluorados, formaldehidos y hasta DDT que ya fue prohibido hace años.

Científicos de las universidades de Duke y Boston publicaron en el Environmental Science & Technology Journal que un 80 por ciento de los productos para bebes y niños pequeños contienen químicos tóxicos que se usan como retardantes de fuego, para flexibilizar al plástico y que se le aplican a moléculas termoplásticas, PBDE, polibromodifenilos éteres (que imitan a los estrógenos) de la electrónica, las computadoras, juguetes, los peluches, pinturas, aislantes, industria automotriz, refrigeración, construcción, muebles, zapatos, entre otras. Se sabe muy poco el efecto de todas estas sustancias en conjunto, pero todo va a depender de la dosis para ser venenoso o no, además de que las enfermedades son multifactoriales e individualizadas.

Si bien actualmente ha disminuido la mortalidad y las enfermedades infecciosas, han aumentado enormemente las enfermedades crónicas de difícil tratamiento como alergias, problemas neurológicos, problemas de audición, del nervio óptico, de tiroides, hígado, enfermedades autoinmunes, cardiovasculares y cáncer entre otras. Cada vez más niños están presentando alteraciones de la personalidad, de la conducta, del estado de ánimo, de la atención, hiperactividad entre otras.

Cada año se lanzan al medio ambiente cientos de millones de toneladas de substancias químicas sin contar el transporte y los pesticidas que contaminan la cadena alimentaria hasta llegar a nuestra mesa. Carnes con hormonas, carbendazim (posible cancerígeno) en el ajo, Tiramo en los tomates, carbofurano en las frutillas, permetrinas en las verduras con hojas, metoxicloro en fruta y verdura en general, las triazinas, herbicidas utilizados para el maíz y la soya, perturbadores hormonales con trastornos de la fecundación como los nonifenoles en el pescado de aguas con contaminantes, entre miles más. Prohibirlo supondría cambiar toda la tecnología y la exigencia de máxima productividad es indolente, implacable y más fuerte que nunca

No es difícil darnos cuenta en los niños de hoy que son víctimas de una evidente vulnerabilidad a los factores atmosféricos y ambientales desencadenando fácilmente repetitivas enfermedades dermatológicas, respiratorias, gastrointestinales o del sistema nervioso de difícil tratamiento.

Sea por inconsciencia, codicia, individualismo, por el generalizado quemeimportismo consumista hemos jugado con fuego hasta transformarnos en cobayos, tal vez ya hayamos pasado el límite entre el progreso y la autodestrucción…del homo sapiens avanzamos al homo erectus y hemos desembocado en el homo toxicus. (O)

MEDICINA INTEGRATIVA ORIENTAL

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