El cerebro Adolescente

Columnistas, Opinión

La adolescencia es una etapa de la vida llena de cambios y desafíos, tanto para los jóvenes como para quienes los rodean. Uno de los aspectos fundamentales para comprender y apoyar a los adolescentes es tener en cuenta el funcionamiento del cerebro durante esta. La neurociencia ofrece valiosas herramientas para entender las transformaciones que ocurren en el cerebro adolescente, lo que puede ayudar a padres y educadores a proporcionar un apoyo más efectivo y empático.

Los adolescentes pasan de ser dependientes de sus padres a embarcarse en el camino hacia la independencia, marcando un proceso de maduración cerebral que influye en su forma de percibir y responder al mundo que les rodea. Durante la adolescencia, las funciones ejecutivas del cerebro, como la planificación y la toma de decisiones, están en pleno desarrollo. La corteza prefrontal, la región asociada con la toma de decisiones y el juicio, comienza a madurar. Sin embargo, es crucial recordar que esta parte racional del cerebro no alcanzará su pleno desarrollo hasta aproximadamente los 25 años. Esto significa que los adolescentes pueden tener dificultades para controlar impulsos y evaluar completamente las consecuencias a largo plazo de sus acciones.

El control emocional también experimenta una evolución significativa. El descontrol emocional que frecuentemente se manifiesta en los adolescentes es un signo claro de que están inmersos en un proceso de maduración emocional. El cerebro adolescente se fortalece a través de la experimentación y el aprendizaje de diferentes respuestas emocionales en diversas situaciones, como si estuvieran afinando su habilidad para interpretar y gestionar sus propios sentimientos. Además, durante esta etapa, el cerebro experimenta cambios en la forma en que procesa las emociones y el riesgo. Los adolescentes pueden ser más propensos a buscar experiencias nuevas y emocionantes, lo que puede llevar a comportamientos arriesgados.

Brindar orientación y comprensión durante esta fase de transición puede marcar una diferencia significativa en el bienestar y desarrollo de los jóvenes a medida que avanzan hacia la edad adulta. Cada adolescente es único y puede tener sus propias necesidades y desafíos. La empatía, la paciencia y la comunicación abierta son herramientas poderosas para acompañarlos. (O)

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