El pensamiento funcional

Columnistas, Opinión

El desarrollo de la acupuntura moderna es una bendición para quienes ejercemos esta medicina por convicción y necesaria certeza. Un adelanto importantísimo fue la posibilidad de comenzar a medir los puntos con aparatos electrónicos. ¿Sabían que cada punto tiene determinada carga eléctrica que puede obtenerse con equipos apropiados? Lo interesante es que la carga varía lo suficiente como para poder diagnosticar en los dos aspectos determinantes de la medicina energética: la cantidad de energía y su distribución (equilibrio o desequilibrio). Lo característico de los puntos es que poseen una resistencia eléctrica más baja que en los sitios de la piel donde no hay puntos, razón por la cual se dice de ellos que son “electro-permeables”. Se miden de acuerdo con los parámetros del sistema Ryodoraku de Japón. Existen investigaciones  en diagnóstico biofotónico en puntos de acupuntura que han revelado modelos comunes patológicos que pueden ser detectados como secuencias de puntos de acupuntura en diferentes canales cuya emisión biofotónica se afecta por los factores que provocan las distintas enfermedades.Hay otra escuela que también ha permitido avanzar sólidamente en este terreno: la Electroacupuntura apoyada en la exactitud de la implacable electrónica alemana que  se puede evaluar  y tratar disfunción de los distintos órganos a través de los puntos de acupuntura. Los acupuntores contemporáneos nos enfrentamos a situaciones clínicas diarias que trascienden a los síndromes clásicos, convirtiendo al diagnóstico y al tratamiento en un verdadero desafío.

El “secreto” de la Acupuntura y del manejo electromagnético a través de ella, reside justamente en eso, en su capacidad para descifrar los mensajes que el cuerpo/mente/ emociones de las personas emite constantemente. Eso se llama pensamiento funcional, algo así como el método científico de la medicina energética y lo que verdaderamente la distingue. La acupuntura tradicional permite ejercer una clínica integrada que torna comprensibles los síntomas valorando tanto el estado biológico, psicológico y emocional, así como los factores externos (clima, medio ambiente, etc.). Ha desarrollado una gran capacidad para “leer” las correlaciones que existen entre órganos, tejidos y emociones. Sabe, por ejemplo, que el pulmón y el intestino grueso se relacionan con la sequedad, la tristeza, la piel, el otoño, el olfato y el sabor picante. O que el riñón y la vejiga no pueden separarse de los huesos, el frío, el miedo, el invierno, la audición y lo salado. Que el hígado y la función biliar guardan estrecha relación con la primavera, el viento, la visión, la ira, los músculos y lo ácido. Y si esto ya es maravilloso porque permite “entender” un asma o un colon irritable, qué puede decirse de la increíble capacidad terapéutica de la acupuntura tradicional con sus más de mil puntos ubicados en la piel y sobre los cuales puede influirse con agujas, presión, calor, electricidad, infrarrojo, laser o ultrasonido. ¡La “verdad” de la acupuntura siguen siendo sus puntos y su eficacia! Y ellos están ahí, con sensibilidad variable, esperando el estímulo profesional y adecuadamente experimentado para volverse elocuentemente poderosos equilibradores y restauradores de nuestras funciones biológicas y energéticas. (O)

MEDICINA INTEGRATIVA ORIENTAL

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