Xenofobia

Columnistas, Opinión

Entre los episodios más lamentables de los últimos días, está en la memoria colectiva la muerte de un miembro de la Policía Nacional, en la ciudad de Pelileo, el 14 de noviembre. Este acontecimiento despertó sentimientos xenofóbicos o de rechazo a ciudadanos de otras nacionalidades. El odio indiscriminado motiva realizar algunas aclaraciones.

La ACNUR, Agencia de la ONU para los Refugiados, en su informe 2023, afirma que el Ecuador es un centro de desplazamientos humanos múltiples y simultáneos, cada vez más complejos. El país acoge a uno de los grupos de refugiados más grandes de América Latina, cerca de 74.000 y continúa siendo el hogar de la tercera comunidad más numerosa de refugiados y migrantes de Venezuela. Además, somos un territorio de paso para personas de África y Asia en su camino hacia EEUU.

Pero, el problema migratorio también es visible en el sentido contrario. Miles compatriotas abandonan el país, la mayoría de forma ilegal, a causa del deterioro de su condición socioeconómica. La ACNUR señala que más de 1.3 millones de personas abandonaron el territorio ecuatoriano en el 2022. Mientras que, en el 2023, hasta finales de mayo, unos 20.000 ecuatorianos habrían cruzado la peligrosa selva del Darién. Conciudadanos salen todos los días en cantidades difíciles de cuantificar y un número incontable extranjeros ingresan. En ambos casos, con la utopía de tener un presente estable o conseguir un futuro más esperanzador.

En estas condiciones, la regla de oro de la convivencia contenida el evangelio se vuelve apremiante: Todo cuanto quieran que les hagan los hombres, háganlo también ustedes a ellos a ellos (Mt 7,12). Dicho en otras palabras, no hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti. Los que en el fragor de un delito increpan contra forasteros, olvidan que otros países acogen ecuatorianos que, en algunos casos viven al margen de ley.

La xenofobia atenta contra los principios elementales del humanismo. Decir esto, no justifica el crimen. Los agresores, ecuatorianos o extranjeros, deben recibir una pena proporcional a la infracción cometida. Los que siembran xenofobia, son un peligro para la convivencia. Uno de los versículos más emblemáticos de la Sagrada Escritura, registrado en el libro del Levítico, enseña: Al forastero que reside junto a ustedes, le mirarán como a uno de su pueblo (…) pues forasteros fueron ustedes en Egipto (19,34). (O)

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