Creando Hábitos
Los seres humanos desarrollamos innumerables hábitos mientras navegamos por el mundo, seamos o no conscientes de ello. La razón subyacente a nuestra inclinación hacia hábitos radica en su eficiencia: permiten realizar acciones útiles sin invertir tiempo y energía en consideraciones deliberadas. Estos hábitos se forjan a través del aprendizaje y la repetición, y, aunque algunos parezcan insignificantes, contribuyen a definir nuestra identidad. La velocidad de vida a menudo nos impide apreciar la influencia que ejercen las pequeñas acciones diarias en nuestro curso existencial. La Dra. Wendy Wood, psicóloga de la Universidad del Sur de California, señala que el 43% de las actividades cotidianas son ejecutadas automáticamente, mientras la mente se ocupa de otros asuntos.
Entonces, si estamos moldeados por hábitos, es comprensible preguntarse por qué a veces nos resulta difícil cumplir metas como una nueva dieta, ir al gimnasio o dejar de fumar. La clave para el éxito radica en realizar pequeños cambios diarios que, con el tiempo, se convierten en parte de algo más significativo. La esencia de esta perspectiva es concentrarse en el proceso en lugar de los resultados inmediatos. En una era caracterizada por la gratificación instantánea, la ausencia de resultados inmediatos puede generar frustración y desmotivación. Sin embargo, para alcanzar metas de importancia, es necesario adoptar un enfoque sistemático y orientado a un propósito más amplio. En vez de esperar cambios drásticos de manera instantánea, la propuesta consiste en mejorar un 1% cada día en algún aspecto de la vida. Aunque la mejora no sea evidente de inmediato, con el tiempo, esos pequeños cambios se convierten en hábitos que configuran nuestro futuro. Transformar la vida no implica realizar cambios radicales de inmediato, sino ajustar las pequeñas acciones diarias, acumulando así pequeños triunfos. Meditar durante 20 minutos un día no transformará tu estado mental, pero meditar 20 minutos, tres veces a la semana, durante un mes, te convertirá en una persona diferente.
La premisa fundamental para establecer hábitos radica en atribuir importancia a las pequeñas acciones cotidianas. Si los resultados deseados no se manifiestan de inmediato, la recomendación es no centrarse en el destino final, sino en las acciones, el proceso y el propósito. (O)