La informalidad nos agobia / Editorial
Ambato una ciudad prospera, pujante y comercial poco a poco va perdiendo su encanto por la proliferación de los informales que ocupan veredas y calles sin hacer caso a la autoridad municipal.
No solo es el centro de Ambato el invadido, ahora se los ve en cualquier lugar. Los vendedores ambulantes cada día son más y no solo extranjeros también nacionales.
Al Municipio se le fue de las manos el control de la informalidad, ahora Ambato se convierte en una ciudad desordenada, sin veredas para los peatones. La nueva modalidad es tener tiendas ambulantes en vehículos que se parquean a vista y paciencia de los agentes municipales con parlantes y ruido ensordecedor.
La alcaldesa prometió ordenar la ciudad; lamentablemente, nos queda debiendo, hay bastante inconformidad de los ambateños por este desorden. Es verdad que los trabajadores autónomos o informales necesitan trabajar pero de una manera ordenada.
En mercados y plazas hay espacios. La autoridad municipal debe reubicarlos para que Ambato sea esa ciudad señorial y bella. (O)