Venturoso año 2024
Bienvenido 2024. La mayor parte del mundo celebra su llegada y con él la esperanza de mejores días, claro está si cada uno pone de su parte, se enfrenta a los retos y asume sus responsabilidades y deberes. Un nuevo año supone eso y mucho más. Si bien la vida continúa, a pesar de todo, es meritorio trazarse metas; mirar por el retrovisor para, si es del caso, enmendar; dar hilo a las cosas positivas y avizorar tiempos mejores.
Cada nuevo año es la oportunidad para iniciar un nuevo capítulo con una mentalidad positiva y productiva. Es la oportunidad para aprender de las experiencias pasadas y seguir creciendo, enfrentando nuevos desafíos, sabiendo que otros logros vendrán, con metas significativas y realistas, las cuales serán para nuestro beneficio y el de los demás. Pero, ya en el plano de la realidad nacional, ¿qué podemos esperar? Iniciamos con un nuevo gobierno que tendrá tan solo un año y medio para dar resultados y cumplir ofertas de campaña. Los dos inicios se juntan con la gran esperanza de los ecuatorianos en el gobierno y sus ministros, y en general en la clase política, para que tomen decisiones importantes, por un lado de la legislación adecuada por parte de la Asamblea, y de la política pública por parte del ejecutivo; que nos permita disminuir estos índices de violencia y caminar paso a paso hacia la tranquilidad prometida, como una expectativa latente del pueblo ecuatoriano.
Ya son suficientes las calamidades vividas durante el 2023. Sus coletazos, a no dudarlo, seguirán en el 2024; pero el desafío, desde el asado uno de enero, debe ser enfrentarlos y superarlos. El nuevo Gobierno, con pasos firmes, con decisiones tajantes si es del caso, con certezas, dándole mensajes transparentes a la población, desesperada por: la falta de seguridad, la falta de empleo; el 2024 debe ser el año de la renovación profunda de la Legislatura; no para enfrentase en riñas, pensado en las elecciones próximas, sí para coadyuvar en la tarea de sacarle al país del oscuro túnel, económico, político con justicia social y libertad.
Ese mismo desafío debe asumir la administración de Justicia, tan venida a menos y penetrada por todos los males y vergüenzas. Que a diario pasan en los noticieros altos funcionarios hoy detenidos por estar implicados con la corruptela. La esperanza debe despertarnos durante los 365 días de este 2024. Que lo deseamos por el bien del país.(O)