¿Quién es un antisocial?
Sin rodeos digamos que un antisocial es quien se opone al bienestar de la sociedad. ¿Estaría un ciudadano común en capacidad de reconocer a quienes desequilibran el bienestar de una sociedad? Hay que empezar ubicando a quienes hacen leyes, decretos, reglamentos, ordenanzas o disposiciones que se alejen de un objetivo básico llevado al plano de Derecho sancionado para la convivencia armónica y pacífica de las sociedades. Si nos encontramos con alguien que desde los diversos estratos de la función pública mira solamente intereses particulares o de sus grupos de injerencia, yendo en contra del bienestar colectivo, estamos ante un antisocial, por el simple y sencillo concepto que nos trae la Real Academia, de ser “opuesto al orden social” y sobre todo a su bienestar.
“Si el hombre viene concebido como un animal, superior, pero destinado a una existencia terrena, será preciso que las instituciones de la sociedad humana se ordenen por entero a proporcionar y asegurar la mayor cantidad posible de felicidad terrenal, no a un pequeño grupo, ni siquiera <<al mayor número>>, sino a todos.” (Brugger, Diccionario de filosofía, p. 481). Esta cita es importante por cuanto pesa en nuestro imaginario conceptual el sentido religioso que orienta a que el hombre encuentra su felicidad “en el más allá, en la otra vida, en el cielo o en el paraíso”, en todo caso, cuando haya terminado de sufrir lo que sea en esta vida. Esta concepción de felicidad social, corresponde a lo que los estudiosos llaman “sociedades especiales”, que son diferentes a las “sociedades totales”. Pero lo que nos pasa es que no hemos salido del todo de las sociedades teocráticas que se reclaman dueñas de la finalidad y felicidad de los hombres en general.
Entonces, según el orden de pensamiento, y de acuerdo con Brugger, la humanidad ha generado una lucha entre el estómago y el intelecto, “porque el hombre es algo más” en procura de hallar felicidad. El hombre y las sociedades que generan utopías en espiral, se diferencian de las sociedades primitivas que luchamos por el estómago, nos matamos por el estómago y acabamos la vida sin haber luchado por ideales. Las sociedades subdesarrolladas son sociedades estancadas por condiciones “antisociales” que, paradójicamente provienen del desarrollo de la manipulación del poder; de haber roto el compromiso primario de buscar el bien social para toda la humanidad.
No vamos a comentar sobre lo que son los Estados, sino que hay sociedades-estado totalitarios y mini estados especiales, débiles y por ende dependientes, porque solo son o viven para satisfacer escasamente el estómago y otros “placeres” de felicidad como tener casa propia; y a lo mucho un empleo. Aquí comentemos los fines que propone el gobierno y los Derechos dentro de un Estado como los nuestros que somos Estados dependientes de los Estados absorbentes. Necesitamos de gobiernos y legislaciones totales, sociales en el sentido primario del término que he traído a comentario; porque caso contrario serían gobiernos antisociales, extorsionantes para quienes en mayoría carecen de lo elemental para la supervivencia.
Pero, si los Estados se han convertido en instituciones extorsionantes, apoyadas por el Derecho, incluidos los municipios que son los gobiernos seccionales, es porque hemos puesto a los antisociales para que nos gobiernen y para que hagan el papel contrario a lo que propone el principio de gobernailidad en armonía con las condiciones de vida de la mayoría. Yendo al grano, en las redes se puede leer: ley general: “La Municipalidad y su Gobierno Municipal tienen como finalidad contribuir a la satisfacción de las necesidades colectivas y garantizar la integración y participación de los ciudadanos en la planificación y el desarrollo humano sostenible del Municipio”. ¿Qué se dice para Ambato?:”Impulsar el desarrollo integral de Ambato, mediante normas que generen incentivos tributarios, un adecuado régimen de uso del suelo y un crecimiento urbano que sea ordenado, seguro, turístico, cultural, patrimonial, gastronómico, natural, inclusivo y sostenible, a fin de promover la inversión privada”. (O)