¡¡Vida desorganizada -personas infelices!!
Es indudable que existen muchas personas con una marcada predisposición a actuar de un modo impulsivo, negativo y malicioso sin tener en cuenta las consecuencias de sus actos; y es lógico que a esas conductas las acompañe un ánimo inestable y caprichoso, o sean desencadenadas por ese estado de ánimo, y en su mayoría por la vida desorganizada que llevan. Este tipo de personas tienen una capacidad de planificación mínima, mucha malicia y frecuentemente tratan de hacer daño a otras personas, sobre todo se ponen inestables cuando ven frustrada su voluntad.
Son personas que tienden a centrarse en sí mismas, y creen tener un poder ilimitado, y es por ello que ese uso de poder desvirtuado el que deviene muchas veces en comportamientos maléficos hacia los demás. En algunos casos esta presente en estas personas la psicopatía, una serie de trastornos en la forma de relacionarse que se caracteriza por la falta de empatía. Por eso, la persona se convierte en manipuladora, desinteresada por lo que puedan sentir los demás, y poco confiable desde todo punto de vista; y por último son personas maquiavélicas, esto quiere decir que mantienen permanentemente actitudes cínicas y adoptan estrategias solapadas, y actúan deslealmente por la espalda, cuyo único fin es causar daño a los demás, y a la vez, creer que así se benefician sus propios intereses.
Con lo expuesto observamos que cuando las personas no miden su maldad y lo hacen de manera consiente, podemos estar hablando ya de un trastorno, pues son personas con problemas de inestabilidad emocional, autoimagen alterada, objetivos confusos, relaciones interpersonales inestables, crisis de angustia, crisis familiares entre otros; son personas que lastiman intencionalmente a cualquiera y luego sigue adelante como si nada hubiera pasado. Esta falta de registro del daño que provoca es una señal clara de que no tiene una brújula moral, y no le importa cómo sus acciones afectan a los demás.
En este caso es relativamente frecuente que los llamados trastornos desemboquen con los años en trastornos de inestabilidad emocional, en ambos reconocemos que no hay tolerancia a la frustración y que hay una intensa pulsión agresiva que en un caso se vuelve contra sí mismo y en contra de los demás.
Por ello algunas personas pueden tener trastornos de personalidad que afectan su capacidad para sentir remordimiento o culpa. Sin embargo; esto no significa que debamos ignorar estas señales de advertencia, ya que estas personas aún pueden ser peligrosas para los demás, y deben ser tratadas exclusivamente por la psicología y la psiquiatría. Recuerda que la clave está en la conciencia y la acción.
Con estas pautas puedes aprender a reconocer y enfrentar a las personas con un perfil malicioso, y asegurémonos de rodearnos de personas confiables, positivas y que nos ayudan a crecer en todos los aspectos de nuestra vida.
“La amargura existencial sin motivo ni trastorno nace del egoísmo, la queja o la imposibilidad de entenderse a uno mismo”. (O)