Guerra con altibajos / Editorial

Editorial, Opinión

La guerra declarada por el Gobierno del Ecuador contra el narcotráfico, la inseguridad y la delincuencia organizada se ha desarrollado con altibajos. Buen trabajo de la fuerza pública, más de mil doscientos detenidos, unos relacionados con delincuencia organizada otros directamente con actos de terrorismo. La función judicial ha declarado que no se da abasto para procesar todas las causas que se acumulan por este tema, así como las prisiones están rebosadas de su capacidad operativa. 

El caso Metástasis dejó al descubierto los serios problemas estructurales en los ámbitos de la justicia, la narco delincuencia se infiltró en ciertos jueces y fiscales para cumplir sus propósitos. Dejó también al descubierto que, así como existen jueces y fiscales venales, existen otros que cumplen con su deber y que son fundamentales en esta lucha, ejemplo de ello es el fiscal César Suárez Pilay, quien tenía sobre sus hombros importantes casos en proceso de investigación como la toma de TC Televisión o la corrupción en hospitales. 

El asesinato del Fiscal Suárez conmocionó al país, pero ya hemos perdido la fe en que estos hechos criminales lleguen hasta las últimas consecuencias, lo normal es que se detengan a los sicarios, se los encarcele por unos días y sean asesinados dentro de la propia cárcel, película conocida por los ecuatorianos. 

Siete fiscales y tres jueces han sido asesinados en los últimos cinco años, y esta realidad hace que ejercer estas funciones sean de alto grado de exposición. Aún no se ha dado una versión convincente de la razón por la cual un fiscal con casos tan importantes contra el crimen organizado no tenía protección 24/7.  (O)

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