Ineficientes políticas públicas
En Ecuador ha perdurado un discurso reiterativo por varias décadas donde cada nueva generación que ingresa a la población económicamente activa, se encuentra con barreras absurdas entorno al comercio y a la producción; además, el país arrastra estos problemas desde hace mucho tiempo atrás, y siempre surgirán consecuentes quejas de los diferentes sectores económicos.
Desde un análisis propositivo y pragmático, ha existido cada cierto tiempo o en diferentes gobiernos repetidamente una problemática a la cual nunca se la atendió con una solución real y viable, simplemente se le prescribió paliativos o se transó políticamente (ejemplos: el caso de la producción de leche, precio inestable de las papas, no diversificación de la canasta agroexportadora, subsidio de los combustibles entre otros).
No existe duda, si un problema persiste y se resiste a desaparecer, es debido a que no se dio una solución efectiva, es decir, la política pública ha sido ineficiente. Por un mejor futuro de Ecuador, esto debe parar y con la finalidad de cristalizar un progreso económico sostenido, la sociedad civil debe empoderarse y conforme a su experiencia proponer modelos productivos validados y políticas que garanticen estabilidad y credibilidad en la economía, a la vez que estos son los pilares fundamentales para atraer las futuras inversiones.
Los años 2020 y 2021 han sido sui géneris por la pandemia, y en el transcurso de los confinamientos varios negocios y empresas han tenido que cerrar, otros viven una falta de liquidez que en el año 2022 y 2023 se han visto presionados a claudicar. Al año 2024, las cifras de desempleo demuestran que el país atraviesa una de las peores crisis de la historia, es evidente y las autoridades no pueden disimular la crisis. Pero desde su escritorio nada hacen por evitar la migración de los ecuatorianos; las parroquias rurales de Tungurahua se están convirtiendo en pueblos fantasmas, porque toda su juventud busca nuevos horizontes en EE.UU y en Europa, todo esto a vista y paciencia de autoridades que buscan su mejor perfil para las fotos de redes sociales.
Urge que de una vez por todas, se reactive la economía con políticas saludables para el comercio y la producción. Políticas a favor de un país generador de empleo, políticas públicas disruptivas que renueven la esperanza de un Ecuador productivo.
Pedir lo correcto, se ha convertido en una utopía. Porque los gobernantes solo se preocupan de planificar su próxima campaña de reelección y colocar a su caterva en puestos estratégicos, quienes una vez en el ejercicio de sus funciones se preguntan ¿cómo llegó la vaca arriba del árbol? (O)