Patate, El Valle de los Atis
Enclavado en la sombra imponente del volcán Tungurahua, el pintoresco poblado de Patate revela sus raíces históricas a través de un fascinante viaje en el tiempo. La etimología de su nombre, derivado del término quechua «Patate», que significa ‘el que estalla con estruendo’, evoca la presencia omnipresente del majestuoso volcán en las cercanías.
La fundación de Patate, según la tradición más mítica que histórica, se atribuye a Antonio de Clavijo, quien, el 24 de julio de 1570, dejó constancia legal de la posesión española en las jurisdicciones de las actuales provincias de Tungurahua y Chimborazo. Estableció actas para formalizar la presencia española en territorios poco poblados, sentando las bases de lo que hoy conocemos como Patate.
La evolución administrativa de Patate también se teje en su rica historia. La parroquia civil se erigió con la provincialización de Ambato el 3 de julio de 1860, vinculándose inicialmente al cantón Pelileo. No fue hasta el 13 de septiembre de 1973 que alcanzó la categoría de cantón, marcando un hito en su desarrollo.
No obstante, Patate guarda secretos ancestrales que se remontan a épocas anteriores a la colonización. Antes de la generalización del quichua, en la región de Tungurahua se hablaba la lengua quitupantsalea, según revela Reino en su libro «Senderos Históricos de Patate».
A pesar de los esfuerzos por rastrear las culturas que poblaron la región, la incertidumbre persiste. Tribus como los chimús, chinchas, caras, colorados, Quijos y Puruháes dejaron su huella, pero las evidencias arqueológicas aún no clasifican con certeza su presencia en la zona.
En su obra, Reino plantea una interrogante intrigante sobre la denominación del cantón. Sugiere que el nombre “Patate” podría tener raíces en la lengua de los «atis», una antigua dinastía que gobernó en Pillarlo y Mullihambato. Los “PATA-ATIS” habrían poblado la meseta de los Atis, según la interpretación, y se especula que hablaban una lengua perdida en el siglo XVIII, extendiéndose desde Pichincha hasta Tungurahua, incluyendo la zona de Chimbo en la actual provincia de Bolívar.
En su reflexión etimológica, Reino concluye que “Patate” se compone de voces quichua y quitupantsalea, revelando el significado profundo del nombre: “el Valle de los Atis”. Así, Patate se erige no solo como un rincón geográfico, sino como un testigo silencioso de las culturas que le dieron forma a lo largo de los siglos. (I)