Banquete ancestral; Cuy frito y locro
El cuy frito y el locro ocupan un lugar especial, no solo por su sabor particular, sino por la carga cultural que representan. Estos platos ancestrales están presentes en las comunidades indígenas desde hace miles de años
El cuy por lo general se cría en los hogares rurales como fuente de proteína y alimento ceremonial. Su consumo forma parte de la identidad cultural andina, transmitiéndose de generación en generación.
El cuy frito es un plato emblemático de la gastronomía serrana, donde el animal es sazonado con hierbas aromáticas y especias locales, para luego ser frito hasta alcanzar una textura crujiente y un sabor inigualable. Acompañado de papas, mote, llapingachos y una ensalada fresca, es una verdadera delicia que deleita tanto a locales como a visitantes, quienes quedan cautivados por su exquisito sabor y su presentación tradicional.
Pero si de platos contundentes y reconfortantes se trata, el locro de cuy se erige como una opción imperdible en la mesa serrana. El locro, una especie de sopa espesa y nutritiva, es preparado con cuy, papas, maíz tierno, cebolla, ajo y otras hierbas aromáticas, cocinadas lentamente en una olla de barro hasta que todos los sabores se amalgaman en una explosión de gusto.
“Servido caliente y acompañado de aguacate, rodajas de queso fresco y un toque de ají, el locro de cuy es el plato perfecto para combatir el frío de las alturas andinas y reconfortar el alma con su sabor auténtico y casero”, explica Carlos Maisanche, mientras que “el cuy frito, dorado y crujiente, se sirve con papas, mote y una salsa de ají”. (I)