Juventud y experiencia política
Durante los últimos meses, hemos visto que diferentes partidos y movimientos políticos han estado renovando sus filas, dándoles a los jóvenes la oportunidad de tomar la posta. Esta renovación no es sólo de figuras, sino de ideas, ya que el continuo avance de la tecnología, la aparición de nuevas necesidades ciudadanas y el crecimiento demográfico exigen propuestas frescas, actualizadas y nuevas.
La tendencia de poner a figuras jóvenes al frente de la política y el manejo de lo público no es nueva. Cuando revisamos los archivos históricos, nos damos cuenta de que cada cierto tiempo las naciones exigen nuevos rostros en la palestra pública, debido, generalmente, al hartazgo que provocan las soluciones viejas y rancias. No obstante, siempre he creído que esa juventud debe venir acompañada de un grupo élite de asesores conformado por gente con experiencia.
Las mejores administraciones han combinado la experiencia, el conocimiento y la trayectoria con la juventud, frescura y vanguardismo político. Un ejemplo práctico en el que se puede percibir esto es cuando se comparan los gobiernos de Lasso y Noboa. Con Lasso, un hombre que está cerca de los 70 años, asesorado por los “dinosaurios” de la política y que juntó a un puñado de jóvenes sumisos sin conocimiento alguno, el país quedó ahogado en la delincuencia y la corrupción. Por otro lado, Daniel Noboa, joven empresario, inteligente y con ideas frescas, se encuentra asesorado por otros jóvenes perspicaces como él y, por supuesto, con gente de experiencia y trayectoria que no se siente rancia ni atrasada.
Con esto, lo que quiero decir es que no es mejor el gobierno que tiene más jóvenes o más viejos, sino aquel que logra un equilibrio perfecto, respetando la renovación política que cada cierto tiempo exige la ciudadanía. (O)