Preludios funcionales
En estos días, como en todos los días de la surge la interrogante de si los hombres y mujeres que toman posiciones absolutas son designados a pregonar su exclusividad como personas de principios. Y se puede preguntar si una nación donde los intereses son complejos y diversos, el principio de tolerancia, que significa rechazo a adoptar una posición absoluta, la cual requiere determinación para moderar diferencias y reconciliar intereses opuestos, no en sí mismo un principio elevado y necesario.
Ya sea que encontremos el principio atractivo o no, es por lo menos cierto que nuestra sociedad funciona sobre ese preludio. Una sociedad donde el orden de los asuntos humanos, los derechos y los poderes deben ser distribuidos; algunos reservados para el individuo, otros para las provincias, otros otorgados al gobierno nacional. La asamblea -congreso- ejerce varios; como lo ejerce también el poder judicial.
Un principio fundamental recorre todo el camino de la concepción: Ningún hombre, ningún grupo de hombres, ninguna mayoría de votantes, debe nunca disfrutar del monopolio del poder sobre todos los intereses humanos.
El sistema democrático fue creado con la intención expresa de mantener el poder positivamente dividido, de manera que jamás otorgue a ningún hombre, a ninguna mujer, o a cualquier grupo por grande que fuere, manos libres para gobernar absolutamente.
El sistema de distribución del poder y los chequeos y balances no funcionan automáticamente. No es posible que se pueda hacer que funcione por hombres que no han adquirido el hábito del compromiso y la conciliación de sus diferencias.
Mucho se ha dicho, mucho se dice, mucho se dirá, de hoy en adelante, sobre preservar las instituciones democráticas. Siempre será positivo recordar cuando la retórica lanza fuego, que los hombres y mujeres que pueden conducirse tolerada-mente son los seres más aptos para comprender la naturaleza íntima de las instituciones.
¿Tenemos esta casta de hombres y mujeres electos en el Ecuador poste-lectoral? Esperemos que sí. El tiempo lo dirá… Crucemos los dedos! (O)