Las piezas que deberían cambiarse
La historia registra que la Roll Royce, la famosa marca de autos de lujo, quería en sus inicios desarrollar un motor infalible, así que puso a prueba su motor y lo echó a andar al máximo de manera constante hasta que falló después de algunos días. En ese momento, lo que hicieron fue revisarlo y averiguar por qué había fallado, rediseñaron el motor para que las piezas culpables de la descompostura no se volvieran a romper y nuevamente pusieron a prueba al motor hasta que después de varias semanas volvió a fallar, esta vez eran otras partes involucradas en la descompostura. Una vez más rediseñaron el motor y repitieron el proceso varias veces hasta que lograron finalmente hacerlo trabajar de manera perfecta y constante durante meses sin parar. No fue sino hasta entonces que se dieron por satisfechos con la calidad del producto.
Han tenido tanto éxito que a la fecha sus motores están considerados tan confiables que se los puede encontrar en aviones, helicópteros y maquinaría de alta especialización que requiere de una operación infalible. Pero la Rolls Royce no se quedó allí y siguió perfeccionando sus motores al punto de ser los primeros en hacerlos tan increíblemente estables y silenciosos que se puede mantener una moneda parada de canto sobre él mientras se enciende el motor sin que ésta cayera. Esta lección de la Rolls Royce nos enseña que la perfección se basa en la repetición virtuosa de estos cuatro aspectos: prever, diseñar, probar, mejorar.
Hoy por hoy las mejores empresas del mundo lo usan a diario en varios de sus procesos. Y si es así, me pregunto, ¿por qué no usarlo también para mejorar el podrido sistema de corrupción narco político que impera en el país? Y entiendo que no es lo mismo cambiar las frías piezas de una máquina que cambiar valores, principios, conductas y comportamientos de las personas, pero no perderíamos nada intentándolo ¿verdad?
El problema es que ya se ha intentado, muchos gobiernos del mundo -y el ecuatoriano no es la excepción-, ya han previsto, diseñado, probado y mejorado sistemas anticorrupción, pero de todas formas esta empresa no camina.
La razón es que, a diferencia de un motor, la solución a un problema de este tipo no va por ahí. Con la corrupción la pieza que hay que cambiar no está hecha de acero sino de consciencia y como tal debe ser ella y nadie más quien decida auto depurarse. O sea que en este caso el cambio lo generamos cada uno de nosotros, pero sobre todo aquellos que se quejan de la delincuencia, la inseguridad, la corrupción y sin embargo la promueven votando por los mismos narco-políticos que acabaron sumiendo al Ecuador en esta debacle. Esas son las piezas que deberían cambiarse en el Ecuador. (O)