La detención de Glas y los instrumentos internacionales
La reciente detención del exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas en la embajada de México en Ecuador ha desatado un debate legal y diplomático que pone en tela de juicio los límites del asilo diplomático y la soberanía nacional en relación a los locales de las misiones diplomáticas.
La noche del viernes, 5 de abril, alrededor de las 22:00 horas fue capturado Glas en la embajada mexicana. Es pertinente señalar que México le otorgó un asilo, sin embargo, Ecuador señaló que no le daría salvoconducto para irse debido a que tiene causas penales pendientes con la justicia ecuatoriana, además de haber incumplido con la medida cautelar de presentación periódica.
Frente a esa situación, es crucial examinar lo establecido en los instrumentos internacionales pertinentes. La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas que entró en vigor el 24 de abril de 1964, señala en su Artículo 22 numeral 1 “Los locales de la misión son inviolables. Los agentes del Estado receptor no podrán penetrar en ellos sin consentimiento del jefe de la misión”. Por otra parte la Convención Sobre Asilo Diplomático, entrada en vigor el 29 de diciembre de 1954 determina en su Artículo III “No es lícito conceder asilo a personas que al tiempo de solicitarlo se encuentren inculpadas o procesadas en forma ante tribunales ordinarios competentes y por delitos comunes, o estén condenadas por tales delitos y por dichos tribunales, sin haber cumplido las penas respectivas (…)”.
Sin embargo, el caso se complica aún más debido a las tensiones diplomáticas entre México y Ecuador. Previo a la detención de Glas, el Presidente de México habría emitido un discurso polémico y habría realizado acusaciones graves en relación al asesinato de un ex candidato presidencial que habría perjudicado a Luisa a ganar las elecciones, un discurso fuera de lugar que habría generado que la embajadora Raquel Serur, sea considerada como persona no grata en el país y se le exigió que abandone el país de Ecuador en 72 horas.
Ante esta situación, México ha anunciado su intención de recurrir a la Corte Internacional de Justicia, órgano judicial principal de la Organización de las Naciones Unidas. En este contexto, es evidente que la detención de Glas no solo plantea un análisis en cuestiones legales sino también diplomáticas. (O)