Desconectados por sabotaje
La poca previsión frente al cambio climático es una amenaza a corto y largo plazo y ahora oscurece el país. Los apagones o eufemísticamente llamados desconexiones programadas, en el Ecuador no son inéditos, otrora fueron frecuentas, al extremo de haber modificado el horario, con el presidente Sixto Durán, para aprovechar más la luz del día.
Las causas son múltiples: falta de lluvias; deficiente infraestructura eléctrica; carencia en la calidad de los equipos y las redes de distribución; sobrecarga en la demanda de electricidad y decisiones políticas erradas. Pero, esto no es nuevo, lo realmente novedoso, anunciado y denunciado por el propio presidente, es el supuesto sabotaje en medio de la sequía y poco antes de la consulta popular. Las pérdidas económicas son incontables y la decepción de los ciudadanos, inefable.
Prevenir el feriado eléctrico, que obligó a parar los trabajos y las clases, requería realizar el mantenimiento y la actualización de la infraestructura eléctrica; promover el uso eficiente de la energía a través de programas de educación y concienciación dirigida a los ciudadanos; reducir el consumo innecesario; diversificar la matriz energética; invertir en fuentes renovables como la energía solar y eólica; planificar y gestionar con eficiencia los recursos y nombrar funcionarios con experiencia y probidad ética. Todo esto, no se ha hecho en los últimos gobiernos. Tampoco en el actual.
La corrupción en el sector energético, no de ahora, sino de toda la vida, ha sido determinante alrededor de la gestión de los recursos. El país ha sido testigo de múltiples casos de funcionarios gubernamentales beneficiados en contratos y licitaciones y se han descubierto hasta el cansancio irregularidades en la ejecución de proyectos con sobreprecios y materiales de mala calidad en la construcción y mantenimiento de centrales eléctricas. Estas prácticas corruptas han debilitado la infraestructura y han contribuido a los actuales apagones.
El resultado, además de las quejas ciudadanas y las pérdidas económicas, es el desaliento de la inversión extranjera. Las empresas ven un riesgo en la inestabilidad eléctrica. Ninguna marca seria pensará invertir en un país donde hay cortes de energía ni donde un presidente de la república denuncia en la fiscalía a la persona que él mismo eligió para ser ministra de un sector tan importante como el energético. A decir del gobierno, estamos en vacaciones obligadas para garantizar la consulta popular del próximo domingo. Lo que pasará a partir del lunes, es impredecible. (O)