24 de mayo, libertad para pocos

Columnistas, Opinión

La emancipación del gobierno metropolitano colonial española se da en el Ecuador a través de la decisiva Batalla del Pichincha del 24 de mayo de 1822, en la que paradójicamente, los afrodescendientes confirieron la libertad a los blancos pese a la condición de esclavizados y permanecieron en esa incómoda posición sin opción al disfrute de la libertad y de la ciudadanía hasta el  28 de septiembre de 1852, cuando el general José María Urbina puso un punto final a la esclavitud y decretó que a partir del día 6 de marzo de 1854 de esa fecha en adelante no habría más esclavizados en el Ecuador. Los esclavizados de las haciendas azucareras de los valles del Chota-Mira, una vez liberados de la esclavitud, se quedaron en las haciendas como peones donde encontraron otras formas de servidumbre y otros mecanismos de explotación a través del huasipungo y del endeudamiento. Al abolirse la esclavitud, pero sin medios de producción, estos seres humanos cayeron víctimas de otras formas de explotación, lo cual desembocó en una nueva forma de esclavitud y de seguir empobreciendo a esta población.

Para la batalla del Pichincha fueron prestados temporalmente por sus amos, a muchos de ellos como: Benjamín Padilla, Pedro Franco, Alejandro Campusano, que tuvieron que defender su derecho a ser libres en los tribunales, pese a haber servido a la patria en las campañas que dieron inicio a la vida republicana de lo que hoy llamamos Ecuador. Según Antón (2011) alrededor del 90% de personas que lucharon en esa batalla eran africanos y sus descendientes; pero fueron engañados, la libertad para los africanos y sus descendientes no se dio y la esclavización se mantuvo a través de la nueva elite dominante que surgió tras vencer a la Corona española, que serían los criollos, seguida por los mestizos. por todo esto, no hay que promover la división y el desconocimiento de una historia colonizadora y racista.

La sociedad colonial esclavizadora, no estaba dispuesta a “conceder la libertad” a las personas africanas y sus descendientes, peor aún reparar las atrocidades cometidas en contra de aquellas personas compulsivamente secuestradas y trasplantadas en las Américas (Chalá, 2016).  La participación de los afroecuatorianos en las hazañas liberales no se menciona en la historiografía oficial, en el currículo educativo, así como tampoco se mencionan los aportes hacía el Estado Nación pese a su condición de esclavizados, debemos seguir soñando hasta que el Estado se comprometa a superar la condición de pobreza, desigualdad y exclusión social, económica y política a la que históricamente han sido sometidos los sobrevivientes de la trata negrera transatlántica. (O)

cifam62@yahoo.es

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