“Crisis Silenciosa: Salud Mental de Niños y Adolescentes” 

Columnistas, Opinión

Como psicóloga clínica, veo diariamente cómo la salud mental de niños y adolescentes en Ecuador se encuentra en una situación alarmante. La depresión, la ansiedad y el acoso escolar son problemas crecientes que afectan profundamente el bienestar y el desarrollo de nuestros jóvenes.

La presión académica es una causa significativa de estrés en los estudiantes. Los jóvenes se ven abrumados por las altas expectativas y las exigencias educativas, lo que puede llevar a una disminución de su autoestima y a problemas serios de salud mental.

El acoso escolar, amplificado por las redes sociales, es otro factor crítico. Las víctimas de bullying no solo sufren en la escuela, sino que también enfrentan un acoso continuo en línea, lo cual puede provocar ansiedad, depresión y, en casos extremos, pensamientos suicidas. La violencia intrafamiliar también agrava la situación. Los niños y adolescentes expuestos a ambientes domésticos violentos tienen un mayor riesgo de desarrollar trastornos emocionales y de comportamiento.

La falta de acceso a servicios de salud mental es un problema serio en muchas regiones del país, especialmente en áreas rurales. La escasez de recursos y de personal especializado dificulta que los jóvenes reciban la ayuda que necesitan, perpetuando un ciclo de sufrimiento y aislamiento.

Además, el estigma asociado a los problemas de salud mental impide que muchos busquen ayuda. Es crucial que la sociedad ecuatoriana comprenda que estos problemas son tan reales y serios como cualquier enfermedad física.

Es esencial que el gobierno, las instituciones educativas y las familias trabajen conjuntamente para enfrentar esta crisis. Implementar programas de concienciación, aumentar el acceso a servicios de salud mental y promover un ambiente de apoyo y comprensión son pasos fundamentales. Solo así podremos asegurar un futuro saludable y prometedor para nuestros niños y adolescentes. (O)

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