La salud del presidente es la salud del Estado
La novela política no se detiene, en su nuevo capítulo, el partido gobiernista afirma que, la mayoría de la Asamblea Nacional, conformada por la Revolución Ciudadana, el Partido Social Cristiano y el movimiento Construye intentan declarar incapacitado mental al presidente Daniel Noboa.
La bancada oficialista, Acción Democrática Nacional, encendió las alarmas, al tiempo de acusar a sus antagonistas, de prefigurar la destitución del presidente. Valentina Centeno, líder del grupo, afirma que, en los corredores del Legislativo, suena la intención de apropiarse del poder con acciones de la vieja política. En el caso de producirse, no sería la primera vez.
En febrero de 1997, casi dos décadas atrás, Abdalá Bucaram, conocido como El loco, fue destituido de su cargo con una Constitución previa, bajo esta figura. Si bien, desde esta fecha hasta hoy, los requisitos para el uso de esta causal han cambiado, actualmente, el artículo 145 de la Constitución permite la remoción del primer mandatario por incapacidad permanente, física o mental. Para esto se requiere el informe de un comité de médicos expertos y 92 votos. El proceso puede llevar 38 días, y si es así, la vicepresidenta debería asumir el cargo por el tiempo que queda para completar el período. Lo último hace suponer el porqué de la denuncia.
Con nuevas elecciones a la vista, cada palabra, tanto del presidente y su entorno como de la oposición, es trascendente. Hasta ahora, la denuncia no pasa de ser una advertencia. El intento no está claro. A pesar de todo, en la política nacional, cualquier escenario es factible.
Más allá de la veracidad o falsedad de la noticia, el conflicto entre los poderes Ejecutivo y Legislativo solo aumenta la incertidumbre jurídica; ahuyenta la inversión externa; agudiza la situación social y económica; daña la imagen del país y acaba con la poca esperanza de salir del pozo en el que nos ha hundido la mayoría de la clase política que opera en el Ecuador.
Innecesario un nuevo frente de batalla, el conflicto armado interno es bastante. La salud mental del presidente importa, porque representa la salud del Estado, pero que sea motivo de un nuevo cruce de opiniones en la Asamblea, no es importante, ahora. Al inicio de la presente legislatura, nos ofrecieron un nuevo Ecuador. Esta oferta sí importa, pero todavía es una asignatura pendiente. (O)