Tontos y enérgicos
Es evidente que la politiquería de Ecuador es controlada por sectores económicos con recursos y poder. Ningún politiquero es el resultado de un proceso de formación en ciencia política ni es un representante auténtico de los lúcidos ciudadanos. El sufragio del 15 de octubre de 2023 fue el fiel reflejo de la inexistencia de partidos políticos, lo que existe son empresas políticas. Es inaudito que un vil charlatán inflado de ego, piense que es un buen perfil – para alcalde/concejal/asambleísta/presidente – sin nacer de una base militante constituida, la cual impulse y sostenga la filosofía que será la piedra angular para el desenvolvimiento de las autoridades dentro de la administración pública. En este país es al revés, primero existe la carita petulante que luego busca la “empresa y/o partido” que lo auspicie.
Insisto, Ecuador no tiene movimientos políticos que guarden una loable consigna y peor aún, partidos que tengan nobles ideales y noción de país. No son críticas utópicas ni idealistas, pero al parecer Immanuel Kant en la “Filosofía de la Historia” vaticinaba estos fenómenos donde el género humano está en continuo progreso hacia lo peor o en un eterno estancamiento. Las concepciones kantianas (terrorista, eudemonista y la adberitista) predicen un porvenir, y a causa de la demencia de los politiqueros que supura el Ecuador, se denota que la sociedad está en retroceso e involuciona en la birria de faranduleros que se gastarán los fondos públicos probando suerte en sus campañas narcisistas.
Aparte del juego de poder que degustan estos individuos, han ocasionado la destrucción de las bases militantes y de adherentes de las claudicadas organizaciones, que en el pasado ciertos intelectuales con integridad, sí formaban parte de estas agrupaciones en un pequeño porcentaje. Este tema quedó en el olvido, porque ahora el mandamás de la caterva se ha encargado de aniquilar los pocos rezagos de políticos decentes.
Empezó la campaña, y es hora de que los tontos y enérgicos engatusen a sus lambones. (O)