Emigrar a Marte
Satisfacer las necesidades básicas de la población mundial presenta problemas sin soluciones. La población del mundo se ha duplicado en los últimos cincuenta años. El incremento poblacional de hoy es más violento que en lapsos similares de otros siglos, y continúa creciendo en medio de hambrunas, enfermedad, discriminación, carencia de vivienda, desempleo, acaparamiento de riqueza, inseguridad, políticas y políticos depredadores; pueblos excepcionalmente pacientes.
Veinte por ciento de la población mundial vive en una situación que oficialmente es definida como pobreza absoluta, sin ninguna esperanza de mejoramiento.
En china, las parejas tienen «derecho» a tener un solo hijo. Si se les va la mano y tienen un segundo hijo, hay sanciones pecuniarias muy altas. El aborto es voluntario y legal para todas las mujeres embarazadas; así se trate del primer vástago. No hay abortos diferenciados por circunstancias particulares.
Rebanémonos los sesos sobre un imposible. Imaginémonos una cuestión colosal, ¿qué ocurriría si por nacimiento obligatorio, ya sea por ley o por convicciones teológicas, China llegara a duplicar su población?
Y ¿qué pasa en el resto del mundo? Relativamente lo mismo que en China. Hay un buen número de países donde el aborto es asunto rutinario, porque donde la gente pasa hambre y miseria no hay soluciones divinas, hay enfermedad y muerte.
Los Estados deben analizar los episodios de la historia comparados con los factores reales y empezar a balancear su libro mayor; incluyendo eventos incontrovertibles de una población ilimitada: la emigración forzada de millones de hombres, mujeres y niños en busca del pan de cada día y de una vida medianamente racional. Ante la ausencia de un equilibrio general y racional, la tierra se saturará de seres humanos. Entonces nos rajaremos la cabeza imaginando una solución imposible: emigrar a Marte. Por lo pronto, los científicos espaciales afirman haber descubierto rastros de existencia de agua en ese planeta. (O)