Virtud política
Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu escribió acerca de la virtud en la república como el amor a la patria y a la igualdad. Esta es una virtud política donde el humano de bien es amante de las leyes de su país y que por amor a ellas obra. Y, para ampliar esta hermosa definición, cito a James Madison, “si los hombres fueran ángeles, el Estado no sería necesario. Si los ángeles gobernaran a los hombres, ningún control al Estado, externo o interno, sería necesario”.
Cuando se pierde el rumbo, es aconsejable fijar la atención en la distancia recorrida y las huellas en el camino. Todos se preguntan ¿por qué la política actual de Ecuador es nefasta y deplorable? Por eso es importante regresar a estudiar a grandes pensadores como Montesquieu y Madison, con la finalidad de encontrar la esencia de la existencia como humanos y ser sujetos políticos que amen a su patria y respeten la ley. El exceso de politiquería ha causado una apatía en las generaciones jóvenes, que no encuentran un modelo a seguir en las figuras políticas del próximo plebiscito de agosto. “Nadie puede ser sensato con el estómago vacío” (George Eliot); es así que la sociedad tiene necesidades más urgentes y se aparta con repulsión de palabras trilladas y discursos demagogos de los candidatos.
Ecuador necesita un cambio, le urge hombres y mujeres con virtud y vocación política. Personas honorables, capaces e inteligentes que ejecuten eficazmente acciones para mejorar la calidad de vida de la población. En el espíritu del ciudadano debe arder la llama que nos motive cada día a ser mejores y que se refleje en nuestro trabajo la ética, valores y principios, de esta forma se dejará un mensaje propositivo y de honradez a los administradores de la gestión pública. En febrero de 2025 Ecuador tendrá la oportunidad de decir no a los politiqueros que solo buscan fama y dinero. Ejerzamos el deber cívico del sufragio y encendamos en los corazones el amor y respeto por nuestro país. (O)