Casa de la Cultura de Tungurahua parte I
Ambato entra a protagonizar la vida nacional a partir del siglo XIX con la fase conocida como la República que en realidad representa la presencia de la Modernidad en nuestros territorios.
Prontamente su ubicación geográfica, posibilita el asentamiento migratorio, el comercio, industria y material bibliográfico, los nombres destacados en las artes y la cultura hasta hoy no superados, unido al recuerdo de la primera imprenta que llegó precisamente a tierras guaytambas, posicionaron a Ambato en la senda de la cultura, las artes y el pensamiento, pero, al ser muchas corrientes migratorias que la han influido poco se dejó en metodología de trabajo artístico como de organización cultural.
Ya en el siglo XX la figura de los sindicatos es la principal organización en la primera parte del siglo anterior y estos se desarrollan de una manera fuerte en la ciudad mucho mas que en el resto de capitales de toda la sierra ecuatoriana. El medio siglo coincidió con el terremoto de 1949 fenómeno natural que es importante para entender el desarrollo socio-económico ambateño.
En el mundo y el Ecuador de la post guerra generó otras formas de organización comercial, político y cultural, el partido, la universidad, los clubs, la iglesia, el sindicato y como no la Casa de la Cultura y sus sedes provinciales que poco a poco fueron formándose e institucionalizándose, además en Ambato se conformó el Comité Permanente de la Fiesta de la Fruta y de las Flores vinculado a la municipalidad, la iglesia local y legitimado por las familias citadinas de entonces.
Lo cultural, entonces se vivió 1) Desde el consumidor, por la ciudadanía que espontáneamente se encontraba con un número artístico, la práctica empírica del arte sin formación de públicos, 2). La oferta de un sistema de compadrazgo y filantropía que esgrimían poca planificación y consideración de variables tanto cualitativas como cuantitativas, sin embargo, el correr de los recursos económicos, alternar entre las instituciones mencionadas que luego se unieron los barrios organizados con sus directivas, la Casa de Montalvo entre otras, permitieron que se invisibilice la poca gestión y el reducido sector.
Llegó el fin de siglo y con este los cambios en el mundo y el país, en Ambato aparece una generación que buscaba una cultura rebelde, un paso de la filantropía a la gestión cultural, en donde se abre una nueva etapa. (O)
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