La violencia criminal obliga a que los municipios y otros gobiernos locales adquieran chalecos con protección balística y cascos antibala para bomberos, agentes de control y paramédicos
Estos funcionarios, a diferencia de policías y militares, no tienen competencia en seguridad, pero han sido víctimas de ataques.
En documentos que justifican las compras se aclara que sus vidas corren peligro, porque los bomberos y paramédicos son los primeros en llegar a zonas consideradas peligrosas, apenas minutos después de haberse registrado balaceras o masacres.
En Manta, el 57 % de emergencias atendidas en el 2023 fue por impacto de armas de fuego, lo que implica riesgo muy alto para el personal que debe asistir a los heridos, según un informe de necesidad que se presentó para adquirir el material.
Los chalecos deben cubrir todo el torso, y el casco de seguridad brinda protección contra armamentos ligeros y absorben la fuerza ejercida por las ondas de choque de una explosión.
El Cuerpo de Bomberos de Azogues también inició un proceso de adquisición de chalecos y cascos antibalas. (I)